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24 de julio de 2009

Rayuela, capítulo 68- Julio Cortázar Jabberwocky- Alicia a través del espejo- Lewis Carroll

En "Rayuela", Julio Cortázar escribió un destacado capítulo, el número 68. Se trata de un lenguaje musical y sensual que consigue transmitir sentido usando palabras inventadas.

Rayuela, capítulo 68


Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente su orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, las esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentía balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.

Traducción al francés

"Alors qu'il lui amalabait à peine le noème, contre elle choquait le clémisse, et ils tombaient en hydromuries, en ambonies sauvages, en soustelles exaspérantes. Chaque fois qu'il tentait de reclicher les incopélusses, il s'emmêlait en un grimut plantieux et il devait s'envulsionner face au novale, en sentant comment peu à peu les carnielles mirroillaient, s'appeltronnaient en se redomplant, jusqu'à rester tendu comme le trimalciate d'ergomanine sur lequel on a laissé tomber des filulles de caricoinces. Et pourtant ce n'était que le début, car à un certain moment elle se tordulait les hurgaliesses, consentant qu'il approche doucement ses orphélunes. Tout juste s'entreplumaient-ils, quelque chose comme un ullucorde les encrestauriaient, les extrajoutaient et les paramouvaient; d'un coup c'était le clinonne, la convulcante sterfureuse des maltriques, la ahadonante embouchepluie de l'orgume, les sproëmes du merpasme dans une surhumitique argopause. Evohé! Evohé! Volpausés sur la crête du murélien, ils se sentaient balparamer, perlins et maurelles. Le trèque tremblait, les marioplumes tombaient et tout se resolvirageait en un pindice profond, dans des niolames de gases argutendues, en calindresses quasi cruelles qui les ordopénaient jusqu'à la limite des gonffes."

En A través del espejo y lo que Alicia encontró allí (Through the looking-glass, and what Alice found there de Lewis Carroll, se encuentra un poema con palabras inventadas.

Jabberwocky


Twas brillig, and the slithy toves
Did gyre and gimble in the wabe;
All mimsy were the borogoves,
And the mome raths outgrabe.

Beware the Jabberwock, my son!
The jaws that bite, the claws that catch!
Beware the Jubjub bird, and shun
The frumious Bandersnatch!'

He took his vorpal sword in hand:
Long time the manxome foe he sought
So rested he by the Tumtum tree,
And stood awhile in thought.

And as in uffish thought he stood,
The Jabberwock, with eyes of flame,
Came whiffling through the tulgey wood,
And burbled as it came!

One, two! One, two! And through and through
The vorpal blade went snicker-snack!
He left it dead, and with its head
He went galumphing back.

And hast thou slain the Jabberwock?
Come to my arms, my beamish boy!
O frabjous day! Callooh! Callay!'
He chortled in his joy.

Twas brillig, and the slithy toves
Did gyre and gimble in the wabe;
All mimsy were the borogoves,
And the mome raths outgrabe.

Texto en español

Galimatazo

Brillaba, brumeando negro, el sol;
agiliscosos giroscaban los limazones
banerrando por las váparas lejanas;
mimosos se fruncían los borogobios
mientras el momio rantas murgiflaba.

¡Cuidate del Galimatazo, hijo mío!
¡Guárdate de los dientes que trituran
Y de las zarpas gue desgarran!
¡Cuidate del pájaro Jubo-Jubo y
que no te agarre el frumioso Zamarrajo!

Valiente empuñó el gladio vorpal;
a la hueste manzona acometió sin descanso;
luego, reposóse bajo el árbol del Tántamo
y quedóse sesudo contemplando...

Y así, mientras cabilaba firsuto.
¡¡Hete al Galimatazo, fuego en los ojos,
que surge hedoroso del bosque turgal
y se acerca raudo y borguejeando!!

¡Zis, zas y zas! Una y otra vez
zarandeó tijereteando el gladio vorpal!
Bien muerto dejó al monstruo, y con su testa
¡volvióse triunfante galompando!

¡¿Y haslo muerto?! ¡¿Al Galimatazo?!
¡Ven a mis brazos, mancebo sonrisor!
¡Qué fragarante día! ¡Jujurujúu! ¡Jay, jay!
Carcajeó, anegado de alegría.

Pero brumeaba ya negro el sol
agiliscosos giroscaban los limazones
banerrando por las váparas lejanas,
mimosos se fruncian los borogobios
mientras el momio rantas necrofaba...

21 de julio de 2009

La inmiscucion terrupta Julio Cortázar (Último Round 1969)



En 1969, se publicó la obra de Julio Cortázar titulada Último Round. En ella está incluido el cuento La inmiscusión terrupta, escrito en gíglico, un lenguaje inventado por él. Muy recomendable para pensar qué decimos, qué queremos decir, cómo lo hacemos, qué inventamos al decir, si significa algo lo que decimos, qué nos comunica y nos incomunica de nuestro lenguaje, del de nuestros alumnos, qué límites tiene nuestro lenguaje, cuántas formas hay de decir lo mismo, cuánto puede significar una sola cosa, qué podemos crear, imaginar, sugerir, deshacer y hacer con las palabras, en la educación y en la vida en general. Y muchas otras cosas…

La inmiscusión terrupta


Como no le melga nada que la contradigan, la señora Fifa se acerca a la Tota y ahí nomás le flamenca la cara de un rotundo mofo. Pero la Tota no es inane y de vuelta le arremulga tal acario en pleno tripolio que se lo ladea hasta el copo.

– ¡Asquerosa! – brama la señora Fifa, tratando de sonsonarse el ayelmado tripolio que ademenos es de satén rosa. Revoleando una mazoca más bien prolapsa, contracarga a la crimea y consigue marivorearle un suño a la Tota que se desporrona en diagonía y por un momento horadra el raire con sus abrocojantes bocinomias. Por segunda vez se le arrumba un mofo sin merma a flamencarle las mecochas, pero nadie le ha desmunido el encuadre a la Tota sin tener que alanchufarse su contragofia, y así pasa que la señora Fifa contrae una plica de miercolamas a media resma y cuatro peticuras de esas que no te dan tiempo al vocifugio, y en eso están arremulgandose de ida y de vuelta cuando se ve precivenir al doctor Feta que se inmoluye inclótumo entre las gladiofantas.

– ¡Payahás, payahás! – crona el elegantiorum, sujetirando de las desmecrenzas empebufantes. No ha terminado de halar cuando ya le están manocrujiendo el fano, las colotas, el rijo enjuto y las nalcunias, mofo que arriba y suño al medio y dos miercolanas que para qué.

– ¿Te das cuenta? – sinterrunge la señora Fifa.

– ¡El muy cornaputo! – vociflama la Tota.

Y ahí nomás se recompalmean y fraternulian como si no se hubieran estado polichantando más de cuatro cafotos en plena tetamancia; son así las tofitas y las fitotas, mejor es no terruptarlas porque te desmunen el persiglotio y se quedan tan plopas.

5 de julio de 2009

Salvarse por los pelos

Salvada por los pelos


En tiempos remotos,en los que los marineros y los piratas surcaban los mares la mayor parte de ellos no sabía nadar; más aún, había muchos hombres de mar que no podían siquiera mantenerse a flote en caso de naufragio debido a que la capacidad de nadar no era una condición "sine qua non" para ingresar como tripulante.

De ahí que, cuando un día el jefe de cierto cuerpo de la Armada, quizá guiado por razones puramente higiénicas, dio orden de rapar la cabeza de todos sus hombres, estos se alzaron en clamor de protesta y rebeldía, llegando incluso a la superioridad, alegando que la medida atentaba contra su vida, debido a que de esa manera se les privaba, en caso de naufragio, de una forma de asidero, dado que muchas veces eran salvados de una muerte segura al ser tomados de los largos pelos de su cabeza.

Una de estas quejas está recogida en una carta conservada en los archivos de la Marina, y que los artilleros de Marina Manuel Calderón y Manuel Morales dirigieron al rey José I: “Que siendo todo su estar en la mar embarcados y a cada instante vense en el eminente riesgo de poderse ahogar; y no teniendo el pelo por dónde comúnmente se favorecen asiéndose de él;… …Pues no es costumbre a los Marineros por la expuesta causa se les haya nunca cortado el pelo; y que les pueda servir de engancho o agarradero en caso de peligrar en su destino en la mar…”

Una Real Orden expedida en el mismo año derogó la medida de la obligatoriedad de cortarse el pelo.

Finalmente, podemos citar en relación con esta expresión, la existencia entre los musulmanes (o entre las capas populares en los países en que se profesa esta religión) de una curiosa creencia que está relacionada. Antes de llegar al Paraíso, los creyentes deben atravesar un puente tan fino como un hilo, bajo el cual se extiende el abismo insondable. Para evitar que caigan, un ángel los sostiene agarrándolos por el cabello. Para asegurar su supervivencia en tan delicado trance algunos fieles acostumbran a dejarse crecer un largo mechón de pelo en la frente, esperando así facilitar su tarea al ángel cuando llegue el momento decisivo.

En la actualidad, la expresión salvarse por los pelos o la variante criolla salvarse por un pelito son usadas para dar a entender que alguien logra salir de un apuro extremo, justo en el último momento.

Según la Real Academia de la lengua; Un pelo: 1. loc. adv. coloq. Muy poco. Le faltó un pelo para llegar. No acertó por un pelo

En "El péndulo de Foucault" se lee:
Pilocat basis, que es el arte de salvarse por los pelos, y no parece inútil del todo. ¿Verdad?


Salvado por un pelo



25 de junio de 2008