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5 de julio de 2009

Salvarse por los pelos

Salvada por los pelos


En tiempos remotos,en los que los marineros y los piratas surcaban los mares la mayor parte de ellos no sabía nadar; más aún, había muchos hombres de mar que no podían siquiera mantenerse a flote en caso de naufragio debido a que la capacidad de nadar no era una condición "sine qua non" para ingresar como tripulante.

De ahí que, cuando un día el jefe de cierto cuerpo de la Armada, quizá guiado por razones puramente higiénicas, dio orden de rapar la cabeza de todos sus hombres, estos se alzaron en clamor de protesta y rebeldía, llegando incluso a la superioridad, alegando que la medida atentaba contra su vida, debido a que de esa manera se les privaba, en caso de naufragio, de una forma de asidero, dado que muchas veces eran salvados de una muerte segura al ser tomados de los largos pelos de su cabeza.

Una de estas quejas está recogida en una carta conservada en los archivos de la Marina, y que los artilleros de Marina Manuel Calderón y Manuel Morales dirigieron al rey José I: “Que siendo todo su estar en la mar embarcados y a cada instante vense en el eminente riesgo de poderse ahogar; y no teniendo el pelo por dónde comúnmente se favorecen asiéndose de él;… …Pues no es costumbre a los Marineros por la expuesta causa se les haya nunca cortado el pelo; y que les pueda servir de engancho o agarradero en caso de peligrar en su destino en la mar…”

Una Real Orden expedida en el mismo año derogó la medida de la obligatoriedad de cortarse el pelo.

Finalmente, podemos citar en relación con esta expresión, la existencia entre los musulmanes (o entre las capas populares en los países en que se profesa esta religión) de una curiosa creencia que está relacionada. Antes de llegar al Paraíso, los creyentes deben atravesar un puente tan fino como un hilo, bajo el cual se extiende el abismo insondable. Para evitar que caigan, un ángel los sostiene agarrándolos por el cabello. Para asegurar su supervivencia en tan delicado trance algunos fieles acostumbran a dejarse crecer un largo mechón de pelo en la frente, esperando así facilitar su tarea al ángel cuando llegue el momento decisivo.

En la actualidad, la expresión salvarse por los pelos o la variante criolla salvarse por un pelito son usadas para dar a entender que alguien logra salir de un apuro extremo, justo en el último momento.

Según la Real Academia de la lengua; Un pelo: 1. loc. adv. coloq. Muy poco. Le faltó un pelo para llegar. No acertó por un pelo

En "El péndulo de Foucault" se lee:
Pilocat basis, que es el arte de salvarse por los pelos, y no parece inútil del todo. ¿Verdad?


Salvado por un pelo