El Doctor Luis Henry Debayle Pallais, fue un gran amigo del poeta Nicaragüense Rubén Darío, éste le dedicaría el famoso poema a Margarita Debayle, a una de sus hijas.
Este fue uno de los primeros poemas que aprendí de memoria en mi infancia
A Margarita Debayle
Margarita está linda la mar,y el viento,
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento:
Margarita, te voy a contar
un cuento:
Esto era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha de día
y un rebaño de elefantes,
un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita, como tú.
Una tarde, la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.
La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla
y una pluma y una flor.
Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.
Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.
Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
más lo malo es que ella iba
sin permiso de papá.
Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.
Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho?
te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho
que encendido se te ve?».
La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
«Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad».
Y el rey clama: «¿No te he dicho
que el azul no hay que cortar?.
¡Qué locura!, ¡Qué capricho!...
El Señor se va a enojar».
Y ella dice: «No hubo intento;
yo me fui no sé por qué.
Por las olas por el viento
fui a la estrella y la corté».
Y el papá dice enojado:
«Un castigo has de tener:
vuelve al cielo y lo robado
vas ahora a devolver».
La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.
Y así dice: «En mis campiñas
esa rosa le ofrecí;
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí».
Viste el rey pompas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.
La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.
* * *
Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.
Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.
que mejor poema para quedarse prendado de la poesia las letras la rima y la prosa?
ResponderBorrarme encanto gracias por compartirlo
un beso
Unos versos muy lindos, que me han dado ilusiones en este día lluvioso.
ResponderBorrarGracias por publicarlo y compartirlo.
Sé feliz, aquí y ahora,
Rafael Hernampérez
Creo que debería ser de obligado cumplimiento el que todos los días nos tomáramos un instante para leer un poema, observar una puesta de sol, o en definitiva, buscar la belleza .. es la única protesta que merece la pena en este mundo.
ResponderBorrarSaludos
Precioso poema mi querido Ulysses.
ResponderBorrarTambién yo lo recuerdo de mi infancia...
Gracias!
Muchos besitos.
Ulyses: Gracias por tu visita a mi casa y tus palabras por mi relato.
ResponderBorrarEl poema de Darío me ha acompañado durante toda mi vida, que es larga. Lamentablemente, los poetas modernos (algunos) y críticos desmerecen este tipo de poesía argumentando que esos códigos están pasados de moda. Yo no lo creo. No es fácil cultivar la rima con elegancia y acomodar a ésta el ritmo y la cadencia.
Mi hija, cuando niña, vió una líbélula entrar por la ventana y, como era muy chica para recordar el nombre, me dijo: -"Mira, mami, 'una vaga ilusión'". Nunca he olvidado ese momento. Gracias por traernos a Darío hasta el presente. Te seguiré leyendo despacio. Un fuerte abrazo.
Pienso que cuando eramos niños y empezamos a estudiar algo de poesía este era nuestro primer poema obligado para aprender.
ResponderBorrarGracias por compartirlo
Besos
Muy bonito el poema, la rima y la prosa. ¡Gracias por traer a la memoria los hermosos poemas de Rubén Darío.
ResponderBorrarUn cálido abrazo...
Es precioso el poema, y te recuerda que esta vida tambien esta llena de belleza y ternura. Muchas gracias por recordarnoslo. Saludos
ResponderBorrarque hermoso es tener princesitas cerca, solo las palabras del poeta son justa retribucion a su existencia.
ResponderBorrarGracias por llegar a mi blog, fuiste el primer visitante, me gustaria enviarte algo, ojala puedas enviar alguna direccion postal.
Afectuosos saludos.
Ahora soy yo quien visita su página y me encuentro con la sorpresa del poema de Rubén y yo soy admiradora de Mistral y Neruda. Le felicito, un página muy buena, informativa con un gran enfoque cultural. Saludes
ResponderBorrarHola, un cantante nicaragüense le puso música a este poema- y a otros de Darío- y realizó un vídeo en la Isla del Cardón y quedó bellísimo. Ojalá algún día yo pudiese poner algo del mismo en mi blog.
ResponderBorrarGracias por traer a Rubén.
Saludos♥
He llegado hasta acá por el recién creado blog de un tal "Lord", y me ha encantado encontrar este poema. Me lo recitaba mi abuelo haciéndome creer que yo era la princesa. Seguiré visitándote.
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