Solucione mi problema por el momento y vuelvo por ahora
John Donne (1572-1631) estudió derecho en Oxford y en
Cambridge, y siendo muy joven viajó por Italia y España. Proveniente de
una familia archicatólica en tiempos de persecuciones, Donne se
convirtió al anglicanismo para poder continuar con su ambiciosa carrera
cortesana. Enrolado como soldado al servicio del Conde Essex, participó
en las expediciones contra Cádiz y las Azores. Poco después de su
conversión de conveniencia, hacia 1601, contrae matrimonio, sin haber
obtenido el consentimiento paterno, con Ann More, joven de 17 años,
bien situada socialmente. Tras el ostracismo provocado por el escándalo
social de su matrimonio, se ve alejado de la corte londinense y obligado
a ganarse la vida como simple abogado. Poco a poco, va granjeándose el
favor de la corte, se arrima a protectores como el terrateniente Sir
Henry Goodyer, y tiene amoríos con la condesa de Bedford, intima amiga
de la esposa del rey Jacobo, y a la que dedicó alguno de sus poemas. El
cariz laudatorio que tomaron muchos de sus composiciones con el fin de
encontrar valedores para su carrera cortesana, le llevó a escribir
elegías de ocasión, género en el que se hizo célebre, especialmente por
las elegías dedicadas a la hija, muerta prematuramente, de Sir Robert
Drury. Fueron años éstos en los que recorrió el continente europeo
formando parte del séquito de Sir Robert, antes de lograr instalarse en
su añorada Londres. Ante la insistencia de la corte por hacerle ingresar
en la carrera eclesiástica, única vía ya que le quedaba para seguir
medrando, el 23 de enero de 1615 se ordena sacerdote anglicano en la
catedral de San Pablo. A partir del nombramiento de capellán real por
parte del rey Jacobo, Donne sienta la cabeza y trueca sus poemas
amorosos por otros de índole religiosa, volcándose con especial energía
en la oratoria sagrada, que pone a prueba desde el púlpito. Pronto se
gana fama como orador barroco y efectista hasta el punto de que su fama
más temprana va ligada más a esta faceta que a su original
poesía amorosa y metafísica. Su célebre meditación XVII ”¿Por quien
doblan las campanas?”, escrita con motivo de una epidemia de peste que
asolaba Londres, y que a punto estuvo de acabar con la vida del poeta,
fue utilizada por Hemingway en ¿Por quien doblan las campañas?, como sugerente título para una de sus
novelas, mientras que los ecologistas la han utilizado como una”cita
aldabón” para golpear las conciencias: ”Nadie es una isla, completo en
si mismo; cada hombre es un pedazo del continente, una parte de la
tierra. Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda
disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus
amigos, o la tuya propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye
porque estoy ligado a la humanidad. Por consiguiente, nunca hagas
preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti”. Convertido
ya en teólogo oficial de la corte, acaparador de dignidades
eclesiásticas, y tan temido como admirado por su inflamada y barroca
oratoria -T. S. Eliot le llegará a definir como “hechicero de una orgía
de emociones”-, en 1621 es nombrado Deán de San Pablo. Enfermedades y
tribulaciones hacen que dedique sus últimos años a centrarse en temas
como Dios, la muerte, el pecado y las vanidades humanas. Su último
sermón -se dice que con lágrimas en los ojos, voz cavernosa y cara
macilenta-, lo pronunció ante la corte en el invierno de 1631. Su
poesía, para su tiempo incomprendida, resulta ahora paradójicamente
contemporánea y de gran estima por los poetas modernos. El doctor
Johnson consagró el desdeñoso término de “poeta metafísico” por
adscribirse a una poesía a la que reprochaba unir conceptos difícilmente
emparejables. Estas contradictorias ideas metafísicas que salpican
profusamente sus poemas, son concretadas por una experiencia personal
que logra dar materia a la palabra lírica. Despreciando la fluidez
musical de sus antecesores renacentistas -Spenser y Sydney-, logra dar a
sus versos una expresión directa y casi coloquial, con encabalgamientos
y rupturas rítmicas que convierten sus poemas en dramáticos diálogos
apasionados. Pese a que su poesía puede parecernos un tanto oscura y
desmañada, casi sin desbastar, su espontaneidad y sus imágenes insólitas
hacen que su voz alcance un tono que hoy nos resulta sugerente.
que sueerte que volvsites, un beso! :)
ResponderBorrarMe alegro mucho de que solucionaras lo tuyo...
ResponderBorrarSalud
Me alegra enormemente tu vuelta.
ResponderBorrarInteresante entrada. Un abrazo, querido amigo.
Me alegro que hayas recapacitado y retomes algo que nunca habías debido dejar.
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