Me ven ahora

22 de agosto de 2012

Feliz cumpleaños Mamá

Feliz cumpleaños
Te extraño Madre, aunque siempre estás conmigo.

20 de agosto de 2012

Wislawa Szymborska / Primmer amor

 

PRIMER AMOR


Dicen
que el primero es el más importante.
Eso es muy romántico,
pero no en mi caso.

Algo entre nosotros hubo y no hubo,
sucedió y tuvo su efecto.
se consumó y se consumió

No me tiemblan las manos
cuando encuentro pequeños recuerdos
y un fajo de cartas atadas con una cuerda
–si al menos fuera una cinta–.

Nuestro único encuentro tras los años
fue una conversación de dos sillas junto a una fría mesita.


Otros amores
hasta ahora respiran profundamente en mí.
A éste le falta aliento para suspirar.


Y sin embargo justo así, como es,
puede algo que los otros no pueden todavía:
no recordado,
ni siquiera soñado,
me acostumbra a la muerte.

INSTANTE (2002) WISLAWA SZYMBORSKA


(TRADUCCIÓN DE GERARDO BELTRÁN Y ABEL A. MURCIA SORIANO)

6 de agosto de 2012

Wislawa Szymborska / Los castrados




Lo de los castrados es un lío de faldas; pero de faldas Papales .Y sino, veamos lo que nos cuenta Wislawa Szymborska en su Libro, Lecturas no obligatorias. Wislawa, durante unos años, colaboró con diferentes semanarios y revistas comentando obras que normalmente no acaparan la atención de los críticos y, se sirvió de ellas para hacer pequeñas narraciones sobre diferentes temas. Estos temas son la excusa para que la autora pueda dar su punto de vista. En este caso la pieza se titula Divas y la obra que utiliza es Ruiseñores de terciopelo y seda: La vida de las grandes prima donas, Walter Hass.

En el siglo XVI aún se pensaba que el que una mujer interpretase un papel femenino en un teatro respetable era algo escandaloso. Por el contrario, los hombres disfrazados de mujeres era algo normal. La ópera, que era por entonces una nueva forma musical originaria de ese siglo, respetaba igualmente esa dudosa idea sobre la decencia. Pero en el año 1600, a propósito del solemne estreno de Eurídice en Florencia una mujer interpretó el papel principal. Este escándalo solamente podía suceder lejos de la Roma papal, donde aún pasaría mucho tiempo antes de poder ver en escena a una mujer. Con el trascurso de los años, aquella prohibición romana se tornó cada vez más problemática, dado que el número de óperas aumentaba y la demanda de chicos que cantasen bien no dejaba de crecer, mientras la oferta no era muy grande y sobre ella siempre pendía la inevitable amenaza del cambio en la voz. Así que se empezó a castrar a los muchachos. ¿Qué no se haría con tal de mantener las buenas costumbres...? A partir de entonces, el papel de las gráciles ninfas, diosas y pastorcillas, lo desempeñaban inválidos obesos, más espigados que el resto, pero que poseían unas voces sobrenaturalmente bellas. Comenzaron a ser solicitados por todas las salas de opera europeas, incluso por aquellas en las que las mujeres ya habían sido más o menos aceptadas. Los castrados se convirtieron en una amenazadora competencia para el sexo débil, y como consecuencia de ello, las cantantes se veían obligadas con frecuencia a conformarse con el papel del sentimental galán. Esta situación acabó deviniendo en una feria. En Londres, aparecieron en una representación tantas cantantes con pantalones como castrados con crinolinas...

Y la historia continua, pero ahora son las mujeres las que llevando los pantalones. Hay casi cien relatos breves como este. La editorial es Alfabia

WISLAWA SZYMBORSKA / Dos puntos


Un poeta lee poemas a unos ciegos.
No se imaginaba que fuera tan difícil.
Le tiembla la voz.
Le tiemblan las manos.


Siente que cada frase
debe superar la prueba de la oscuridad.
Tendrá que arreglárselas sola,
sin luces ni colores.


peligrosa aventura
para las estrellas de sus poemas,
para la aurora, el arco iris, las nubes, los neones, la luna,
para los peces hasta ahora tan plateados bajo el agua
y los azores tan callados, altos en el cielo.


Lee -porque es ya demasiado tarde para no leer-
sobre el niño de la cazadora amarilla en el verde prado,
sobre los rojos tejados que se pueden contar en los valles,
sobre los vivaces números en las camisetas de los jugadores
y sobre una mujer desnuda tras una puerta entreabierta.


Quisiera omitir -aunque eso no es posible-
a todos aquellos santos en la bóveda de la catedral,
aquel gesto de despedida desde la ventana del vagón,
la lente del microscopio y el destello en el anillo,
y las pantallas y los espejos y el álbum con rostros.


Pero grande es la cortesía de los ciegos,
grandes su comprensión y su magnanimidad.
Escuchan, sonríen, aplauden.


Alguno de ellos incluso se acerca
con un libro abierto al revés
pidiendo un autógrafo invisible para él.



WISLAWA SZYMBORSKA. DOS PUNTOS. EDICIONES IGITUR

Wislawa Szymborska / Velada literaria



VELADA LITERARIA.
Musa, no ser un púgil es como no ser nadie.
Nos escamoteaste un público vocinglero.
En la sala hay una docena de personas,
es hora de comenzar.
La mitad vino por que llueve,
los demás son parientes. Musa.

Las mujeres están prestas a desmayarse en esta tarde de otoño,
y lo harán pero sólo en el combate de boxeo.
Sólo allí habrá escenas dantescas.
Y un tomar los cielos. Musa.

No ser un púgil, ser un poeta
con un veredicto condenado a duros Norwid*
y a falta de músculos enseñar al mundo
-en el mejor de los casos-
una futura lección escolar.
Oh Musa, Oh Pegasa,
ángel ecuestre.

En la primera fila un viejecito dulcemente sueña
que su difunta mujer salió de la tumba
para prepararle una tarta de ciruelas.
Con este fuego -poco, para que la tarta no se queme-
comenzamos la lectura. Musa.

SAL. (1962)

*Por Cyprian Norwind, poeta finisecular polaco, típico ejemplo del autor más valorado por la crítica posterior que por el público de su tiempo.

Traducción: Xaverio Ballester.

4 de agosto de 2012

Wislawa Symborka / Acontecimiento

Wislawa Szymborska
Gazella dorcas, leo massaicus.

Acontecimiento



Cielo, tierra, amanecer,
ocho y cuarto de la mañana.
Calma y silencio
en las amarillentas hierbas de la sabana.
 A lo lejos un ébano
de hojas siempre verdes
y extensas raíces.
 De repente una alteración de esa agradable quietud.
Dos seres con ganas de vivir que rompen a correr.
Una gacela en una repentina huida
y tras ella una leona jadeante y hambrienta.
Por un momento sus posibilidades son idénticas.
La que huye tiene incluso cierta ventaja.
Y si no fuera por esa raíz,
que sale del suelo,
por ese tropezón
de una de las cuatro patas,
por ese cuarto de segundo
de alterado ritmo
que aprovecha la leona
con un largo salto…
A la pregunta de quién es el culpable,
nada, sólo silencio.
Un cielo inocente, circulus coelestis.
Una inocente terra nutrix, la tierra nutridora. Un inocente tempos fugitivum, el tiempo.
Una inocente gacela, gazella dorcas.
Una inocente leona, leo massaicus. Un inocente ébano, diospyros mespiliformis.
Y un observador que mira con unos prismáticos,
en casos como éste
homo sapiens innocens.