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10 de junio de 2014

Pablo Neruda / Poema dedicado a Violeta Parra


Elegía para cantar, Pablo Neruda, 19 Enero 1970.

I

¡Ay, qué manera de caer hacia arriba
y de ser sempiterna, esta mujer!

De cielo en cielo corre o nada o canta
la violeta terrestre:
la que fue, sigue siendo,
pero esta mujer sola
en su ascensión no sube solitaria:
la acompaña la luz del toronjil,
del oro ensortijado
de la cebolla frita,
la acompañan los pájaros mejores,
la acompaña Chillán en movimiento.

¡Santa de greda pura!

Te alabo, amiga mía, compañera:
de cuerda en cuerda llegas
al firme firmamento,
y, nocturna, en el cielo, tu fulgor
es la constelación de una guitarra.

De cantar a lo humano y lo divino,
voluntariosa, hiciste tu silencio
sin otra enfermedad que la tristeza.

II

Pero antes, antes, antes,
ay, señor, qué amor a manos llenas
recogías por los caminos:
sacabas cantos de las humaredas,
fuego de los velorios,
participabas en la misma tierra,
eras rural como los pajaritos
y a veces atacabas con relámpagos.

Cuando naciste fuiste bautizada
como Violeta Parra:
el sacerdote levantó las uvas
sobre tu vida y dijo:
“Parra eres
y en vino triste te convertirás”.

En vino alegre, en pícara alegría,
en barro popular, en canto llano,
Santa Violeta, tú te convertiste,
en guitarra con hojas que relucen
al brillo de la luna,
en ciruela salvaje
transformada,
en pueblo verdadero,
en paloma del campo, en alcancía.

III

Bueno, Violeta Parra, me despido,
me voy a mis deberes.

¿Y qué hora es? La hora de cantar.

Cantas.

Canto.

Cantemos.

Pablo Neruda
Enero 19 en automóvil
entre Isla Negra y
Casablanca
1970

29 de mayo de 2014

Octavio Paz / Cuerpo a la vista


“Cuerpo a la vista”

Y las sombras se abrieron otra vez y mostraron un cuerpo:
tu pelo, otoño espeso, caída de agua solar,
tu boca y la blanca disciplina de sus dientes caníbales, prisioneros en llamas,
tu piel de pan apenas dorado y tus ojos de azúcar quemada,
sitios en donde el tiempo no transcurre,
valles que sólo mis labios conocen,
desfiladero de la luna que asciende a tu garganta entre tus senos,
cascada petrificada de la nuca,
alta meseta de tu vientre,
plata sin fin de tu costado.

tus ojos son los ojos fijos del tigre
y un minuto después son los ojos húmedos del perro.

Siempre hay abejas en tu pelo.

Tu espalda fluye tranquila bajo mis ojos
como la espalda del río a la luz del incendio.

Aguas dormidas golpean día y noche tu cintura de arcilla
y en tus costas, inmensas como los arenales de la luna,
el viento sopla por mi boca y su largo quejido cubre con sus dos alas grises

la noche de los cuerpos,
como la sombra del águila la soledad del páramo.

Las uñas de los dedos de tus pies están hechas del cristal del verano.

Entre tus piernas hay un pozo de agua dormida,
bahía donde el mar de noche se aquieta, negro caballo de espuma,
cueva al pie de la montaña que esconde un tesoro,
boca del horno donde se hacen las hostias,
sonrientes labios entreabiertos y atroces,
nupcias de la luz y la sombra, de lo visible y lo invisible
(allí espera la carne su resurrección y el día de la vida perdurable)

Patria de sangre,
única tierra que conozco y me conoce,
única patria en la que creo,
única puerta al infinito.

20 de mayo de 2014

Octavio Paz / La poesía

 
Día de verano en Møns Klint, Carl Frederic AAgaard (1877)


La Poesía

Llegas, silenciosa, secreta,
y despiertas los furores, los goces,
y esta angustia
que enciende lo que toca
y engendra en cada cosa
una avidez sombría.

El mundo cede y se desploma
como metal al fuego.
Entre mis ruinas me levanto,
solo, desnudo, despojado,
sobre la roca inmensa del silencio,
como un solitario combatiente
contra invisibles huestes.

Verdad abrasadora,
¿a qué me empujas?
No quiero tu verdad,
tu insensata pregunta.
¿A qué esta lucha estéril?
No es el hombre criatura capaz de contenerte,
avidez que solo en la sed se sacia,
llama que todos los labios consume,
espíritu que no vive en ninguna forma
mas hace arder todas las formas.

Subes desde lo más hondo de mí,
desde el centro innombrable de mi ser,
ejército, marea.
Creces, tu sed me ahoga,
expulsando, tiránica,
aquello que no cede
a tu espada frenética.
Ya solo tú me habitas,
tú, sin nombre, furiosa substancia,
avidez subterránea, delirante.

Golpean mi pecho tus fantasmas,
despiertas a mi tacto,
hielas mi frente,
abres mis ojos.

Percibo el mundo y te toco,
substancia intocable,
unidad de mi alma y de mi cuerpo,
y contemplo el combate que combato
y mis bodas de tierra.

Nublan mis ojos imágenes opuestas,
y a las mismas imágenes
otras, más profundas, las niegan,
ardiente balbuceo,
aguas que anega un agua más oculta y densa.
En su húmeda tiniebla vida y muerte,
quietud y movimiento, son lo mismo.

Insiste, vencedora,
porque tan solo existo porque existes,
y mi boca y mi lengua se formaron
para decir tan solo tu existencia
y tus secretas sílabas, palabra
impalpable y despótica,
substancia de mi alma.

Eres tan solo un sueño,
pero en ti sueña el mundo
y su mudez habla con tus palabras.
Rozo al tocar tu pecho
la eléctrica frontera de la vida,
la tiniebla de sangre
donde pacta la boca cruel y enamorada,
ávida aún de destruir lo que ama
y revivir lo que destruye,
con el mundo, impasible
y siempre idéntico a sí mismo,
porque no se detiene en ninguna forma
ni se demora sobre lo que engendra.

Llévame, solitaria,
llévame entre los sueños,
llévame, madre mía,
despiértame del todo,
hazme soñar tu sueño,
unta mis ojos con aceite,
para que al conocerte me conozca.

Octavio Paz
(Libertad bajo palabra, 1935-1957)

19 de mayo de 2014

Pablo Neruda / Cadiz

 

Cádiz desde la Torre de Poniente

Elegía de Cádiz


Amarrada a la costa como una clara nave,
Cádiz, la pobre y triste rosa de las cenizas,
azul, el mar o el cielo, algunos ojos,
rojo, el hibiscus, el geranio tímido,
y lo demás, paredes roídas, alma muerta.
Puerto de los cerrojos, de las rejas cerradas,
de los patios secretos serios como las tumbas,
la miseria manchando como sombra
la dentadura antigua de una ciudad radiante
que tuvo claridad de diamante y espada.
Oh congoja del papel sucio que el viento
enarbola y abate, recorre las calles pisoteado
y luego cae al mar, se consume en las aguas,
último documento, pabellón del olvido,
orgullo del penúltimo español.
La soberbia se fue de los pobres roperos
y ahora una mirada sin más luz que el invierno
sobre los pantalones pulcramente parchados.
Sólo la lotería grita con mentira de oro:
el 8-9-3 el 7-0-1
el esplendor de un número que sube en el silencio
como una enredadera los muros de las ruinas.
De cuando en cuando golpea la calle un palo blanco.
Un ciego y otro ciego. Luego el paño mortuorio
de seis sotanas. Vámonos. Es hora de morir.

14 de mayo de 2014

Wislawa Szymborska / Amor feliz


 

Amor feliz


Un amor feliz. ¿Es normal,
serio, útil?
¿Qué saca el mundo de dos personas
que no ven el mundo?

Encumbrados hacia sí mismos sin mérito alguno,
dos al azar entre un millón, pero seguros
de que así tenía que ocurrir. ¿Como premio de qué?, de nada;
la luz llega desde ninguna parte.
¿Por qué cae precisamente sobre ellos y no cae sobre otros?
¿Ofende eso a la justicia? Así es.
¿Viola principios cuidadosamente almacenados, derriba
de su cima a la moral? Viola y derriba.

Mirad qué felices:
¡si disimularan aunque fuera un poco,
si fingieran aflicción para animar a los amigos!
Escuchad cómo ríen. Es insultante.
Qué lenguaje utilizan, aparentemente comprensible.
Y esas ceremonias suyas, esas celebraciones,
sus rebuscadas obligaciones de unos para con otros,
¡parece una conspiración a espaldas de la humanidad!

Resulta incluso difícil prever qué sucedería
si pudiera cundir su ejemplo.
Qué podrían hacer religiones, poesías;
qué se recordaría, qué se abandonaría,
quién querría permanecer en el círculo.

Un amor feliz. ¿Es necesario?
El tacto y el sentido común nos obligan a callar al respecto
como si de un escándalo en las altas esferas de la Vida se tratara.
 Espléndidos bebés nacen sin su ayuda.
Nunca podría poblar la tierra,
no es, que digamos, muy frecuente.

Que la gente que no conoce un amor feliz
afirme que no existe un amor feliz en ningún sitio.

Con esa creencia les será más llevadero vivir, y también morir.

Si acaso (1972)

Versión Abel Murcia Soriano

13 de mayo de 2014

Tras la muerte de alguien / Tomas Tranströmer


Hubo una conmoción,
que dejó tras de sí una larga, pálida, resplandeciente cola de cometa.
Nos envuelve. Provoca que la imagen de la televisión se vea borrosa.
Se posa como gotas frías sobre el cableado aéreo.

Todavía se puede caminar arrastrando los esquíes bajo el sol del invierno,
entre arboledas donde todavía cuelgan hojas del año que pasó.
Parecen hojas arrancadas de una guía telefónica vieja,
los nombres de los abonados tragados por el frío.

Todavía es hermoso sentir el propio corazón latir.
Pero a veces la sombra se siente más real que el cuerpo.
El samurai se ve insignificante al lado
de su armadura negra de escamas de dragón

 Tomas Tranströmer

Juan Ramón Jiménez / EL AMOR, ¿A QUE HUELE?


 EL AMOR, ¿A QUE HUELE?



EL AMOR, ¿A QUÉ HUELE?

El amor, ¿a qué huele? Parece, cuando se ama,
que el mundo entero tiene rumor de primavera.
Las hojas secas tornan y las ramas con nieve,
y él sigue ardiente y joven, oliendo a la rosa eterna. español

Por todas partes abre guirnaldas invisibles,
todos sus fondos son líricos -risa o pena-,
la mujer a su beso cobra un sentido mágico
que, como en los senderos, sin cesar se renueva...

Vienen al alma música de ideales conciertos,
palabras de una brisa liviana entre arboledas;
se suspira y se llora, y el suspiro y el llanto
dejan como un romántico frescor de madreselvas...

(Juan Ramón Jiménez, Laberinto, 1913)

13 de abril de 2014

Wislawa Szymborska / JAN VERMEER VAN DELFT



En alegoría de la pintura, la modelo es una muchacha que modestamente dirige al suelo su tierna mirada y que está envuelta por un azul arrebatador; naturalmente, ha sido colocada en una pose determinada, pero para que esta sea lo menos ostentosa y forzada posible. Si hay en ella ironía, esta no deriva del contraste compositivo, sino que inunda la totalidad de la obra y está presente en el brillo de la trompeta, en los pliegues de la cortina y en la luz que, desde la ventana, desciende sobre el embaldosado blanquinegro.



En mujer sentada tocando la espineta veo el milagro de la luz del día cayendo sobre diferentes tipos de materia: sobre la piel humana y la seda de un vestido; sobre el tapizado de una silla y la blanqueada pared. Un milagro que Vermeer repite constantemente, pero siempre con nuevas variantes y originales revelaciones. La muchacha pone sus manos sobre la espineta como si quisiera tocarnos un pasaje, para hacernos una broma, para recordarnos algo. Vuelve la cabeza hacia nosotros con una hermosa media sonrisa sobre su demasiado bello rostro. En esa sonrisa hay una reflexión y una pizca de indulgencia maternal. Y así ha estado mirándonos durante trescientos años.
Lecturas no obligatorias
Wislawa Szymborska

20 de febrero de 2014

Tomas Tranströmer / Allegro



Allegro

Toco Haydn después de un día negro
y siento un sencillo calor en las manos.
Las teclas quieren. Golpean suaves martillos.
El tono es verde, vivaz y calmo.
El tono dice que hay libertad
y que alguien no paga impuesto al César.
Meto las manos en mis bolsillos Haydn
y finjo ser alguien que ve tranquilamente el mundo.
Izo la bandera Haydn -significa.
"No nos rendimos. Pero queremos paz".
La música es una casa de cristal en la ladera donde vuelan las piedras, donde las piedras ruedan.
Y ruedan las piedras y la atraviesan
pero cada ventana queda intacta.

7 de febrero de 2013

La tía Julia y el escribidor Fragmento



"Era un ser pequeñito y menudo, en el límite mismo del hombre de baja estatura y el enano, con una nariz grande y unos ojos extraordinariamente vivos, en los que bullía algo excesivo. Vestía de negro, un terno que se advertía muy usado, y su camisa y su corbatita de lazo tenían máculas, pero, al mismo tiempo, en su manera de llevar esas prendas había algo en él de atildado y de compuesto, de rígido, como en esos caballeros de las viejas fotografías que parecen presos en sus levitas almidonadas, en sus chisteras tan justas. Podría tener cualquier edad entre treinta y cincuenta años, y lucía una aceitosa cabellera negra que le llegaba hasta los hombros. Su postura, sus movimientos, su expresión parecían el desmentido mismo de lo espontáneo y natural, hacían pensar inmediatamente en el muñeco articulado, en los hilos del títere. (...) Parecía que en esa voz no solo desfilara cada letra, sin quedar mutilada ni una sola, sino también las partículas y los átomos de cada una, los sonidos del sonido.
Al instante, con un movimiento veloz y automático, el hombrecillo estiró uno de sus bracitos, dio unos pasos hacia mí, me ofreció una manita de niño, y con su preciosa voz de tenor, haciendo una nueva genuflexión cortesana, se presentó:

-Un amigo: Pedro Camacho, boliviano y artista.

Pedro Camacho, encargado de todos los teleteatros de la Radio Central, sí que se tomaba su trabajo en serio. Siempre hablaba de su escritura como "el arte". Era un hombre de pasiones, de amor u odio. Una de sus características salientes era la aversión a determinado pueblo latinoamericano:
"Su odio a los argentinos en general, y a los actores y actrices argentinos en particular, parecía desinteresado."
Otra, la costumbre de tomar té de yerbaluisa y menta. Y otra, la seriedad con que preparaba sus historias. Camacho se había comprado un mapa de Lima para poder situar en concreto los escenarios de sus obras. Precisaba clasificar cada barrio por sus componentes más prototípicos, para decir con mayor representatividad y economía las cualidades de cada personaje:
"No me interesa toda la gente que compone cada barrio, sino la más llamativa, la que da a cada sitio su perfume y su color. Si un personaje es ginecólogo debe vivir donde le corresponde y lo mismo si es sargento de la policía.

(...) Me sometió a un interrogatorio prolijo y divertido (para mí, pues él mantenía su seriedad funeral) sobre la topografía humana de la ciudad y advertí que las cosas que le interesaban más se referían a los extremos: millonarios y mendigos, blancos y negros, santos y criminales. Según mis respuestas, añadía, cambiaba o suprimía iniciales en el plano con un gesto veloz y sin vacilar un segundo, lo que me hizo pensar que había inventado y usaba ese sistema de catalogación hacía tiempo. ¿Por qué había marcado solo Miraflores, San Isidro, la Victoria y el Callao?

-Porque, indudablemente, serán los escenarios principales -dijo, paseando sus ojos saltones con sufi
ciencia napoleónica sobre los cuatro distritos-. Soy hombre que odia las medias tintas, el agua turbia, el café flojo. Me gustan el sí o el no, los hombres masculinos y las mujeres femeninas, la noche o el día. En mis obras hay aristócratas o plebe, prostitutas o madonas. La mesocracia no me inspira y tampoco a mi público."

2 de febrero de 2013

DESDE LA MONTAÑA Tomas Tranströmer


DESDE LA MONTAÑA Tomas Tranströmer

Estoy en la montaña y veo la ensenada.
Sobre el área estival, reposan los veleros.
"Somos sonámbulos. Lunas vagabundas."
Eso dicen las velas blancas.

"Nos deslizaremos por una casa dormida.
Abriremos las puertas lentamente
Nos asomamos a la libertad."
Eso dicen las velas blancas.

Un día vi navegar los deseos del mundo.
Todos el mismo rumbo: una misma flota.
"Ahora estamos dispersos. Séquito de nadie."
Eso dicen las velas blancas.

(Traducido del sueco por Roberto Mascaró).

DE LA MONTAGNE Tomas Tranströmer

Je suis sur la montagne et contemple la baie.
Les bateaux reposent à la surface de l’été.
« Nous sommes des somnambules. Des lunes à la dérive. »
Voilà ce que les voiles blanches me disent.

« Nous errons dans une maison assoupie.
Nous poussons doucement les portes.
Nous nous appuyons à la liberté. »
Voilà ce que les voiles blanches me disent.

J’ai vu un jour les volontés du monde s’en aller.
Elles suivaient le même cours ― une seule flotte.
« Nous sommes dispersées maintenant. Compagnes de personne. »
Voilà ce que les voiles blanches me disent.


 Traduction de Jacques Outin.

27 de octubre de 2012

Pablo Neruda / Oda al libro


Libro,
hermoso,
libro,
mínimo bosque,
hoja
tras hoja,
huele
tu papel
a elemento,
eres
matutino y nocturno,
cereal,
oceánico,
en tus antiguas páginas
cazadores de osos,
fogatas
cerca del Misisipí,
canoas
en las islas,
más tarde
caminos
y caminos,
revelaciones,
pueblos
insurgentes,
Rimbaud como un herido,
pez sangriento
palpitando en el lodo,
y la hermosura
de la fraternidad,
piedra por piedra
sube el castillo humano,
dolores que entretejen
la firmeza,
acciones solidarias,
libro
oculto
de bolsillo
en bolsillo,
lámpara
clandestina,
estrella roja.
Nosotros
los poetas
caminantes
exploramos
el mundo,
en cada puerta
nos recibió la vida,
participamos
en la lucha terrestre.
¿Cuál fue nuestra victoria?
Un libro,
un libro lleno
de contactos humanos,
de camisas,
un libro
sin soledad, con hombres
y herramientas,
un libro
es la victoria.
Vive y cae
como todos los frutos,
no sólo tiene luz,
no sólo tiene
sombra,
se apaga,
se deshoja,
se pierde
entre las calles,
se desploma en la tierra.
Libro de poesía
de mañana,
otra vez
vuelve
a tener nieve o musgo
en tus páginas
para que las pisadas
o los ojos
vayan grabando
huellas:
de nuevo
descríbenos el mundo,
los manantiales
entre la espesura,
las altas arboledas,
los planetas
polares,
y el hombre
en los caminos,
avanzando
en la selva,
en el agua,
en el cielo,
en la desnuda soledad marina,
el hombre
descubriendo
los últimos secretos
el hombre
regresando
con un libro,
el cazador de vuelta
con un libro,
el campesino
arando
con un libro.

20 de agosto de 2012

Wislawa Szymborska / Primmer amor

 

PRIMER AMOR


Dicen
que el primero es el más importante.
Eso es muy romántico,
pero no en mi caso.

Algo entre nosotros hubo y no hubo,
sucedió y tuvo su efecto.
se consumó y se consumió

No me tiemblan las manos
cuando encuentro pequeños recuerdos
y un fajo de cartas atadas con una cuerda
–si al menos fuera una cinta–.

Nuestro único encuentro tras los años
fue una conversación de dos sillas junto a una fría mesita.


Otros amores
hasta ahora respiran profundamente en mí.
A éste le falta aliento para suspirar.


Y sin embargo justo así, como es,
puede algo que los otros no pueden todavía:
no recordado,
ni siquiera soñado,
me acostumbra a la muerte.

INSTANTE (2002) WISLAWA SZYMBORSKA


(TRADUCCIÓN DE GERARDO BELTRÁN Y ABEL A. MURCIA SORIANO)

6 de agosto de 2012

Wislawa Szymborska / Los castrados




Lo de los castrados es un lío de faldas; pero de faldas Papales .Y sino, veamos lo que nos cuenta Wislawa Szymborska en su Libro, Lecturas no obligatorias. Wislawa, durante unos años, colaboró con diferentes semanarios y revistas comentando obras que normalmente no acaparan la atención de los críticos y, se sirvió de ellas para hacer pequeñas narraciones sobre diferentes temas. Estos temas son la excusa para que la autora pueda dar su punto de vista. En este caso la pieza se titula Divas y la obra que utiliza es Ruiseñores de terciopelo y seda: La vida de las grandes prima donas, Walter Hass.

En el siglo XVI aún se pensaba que el que una mujer interpretase un papel femenino en un teatro respetable era algo escandaloso. Por el contrario, los hombres disfrazados de mujeres era algo normal. La ópera, que era por entonces una nueva forma musical originaria de ese siglo, respetaba igualmente esa dudosa idea sobre la decencia. Pero en el año 1600, a propósito del solemne estreno de Eurídice en Florencia una mujer interpretó el papel principal. Este escándalo solamente podía suceder lejos de la Roma papal, donde aún pasaría mucho tiempo antes de poder ver en escena a una mujer. Con el trascurso de los años, aquella prohibición romana se tornó cada vez más problemática, dado que el número de óperas aumentaba y la demanda de chicos que cantasen bien no dejaba de crecer, mientras la oferta no era muy grande y sobre ella siempre pendía la inevitable amenaza del cambio en la voz. Así que se empezó a castrar a los muchachos. ¿Qué no se haría con tal de mantener las buenas costumbres...? A partir de entonces, el papel de las gráciles ninfas, diosas y pastorcillas, lo desempeñaban inválidos obesos, más espigados que el resto, pero que poseían unas voces sobrenaturalmente bellas. Comenzaron a ser solicitados por todas las salas de opera europeas, incluso por aquellas en las que las mujeres ya habían sido más o menos aceptadas. Los castrados se convirtieron en una amenazadora competencia para el sexo débil, y como consecuencia de ello, las cantantes se veían obligadas con frecuencia a conformarse con el papel del sentimental galán. Esta situación acabó deviniendo en una feria. En Londres, aparecieron en una representación tantas cantantes con pantalones como castrados con crinolinas...

Y la historia continua, pero ahora son las mujeres las que llevando los pantalones. Hay casi cien relatos breves como este. La editorial es Alfabia

Wislawa Szymborska / Velada literaria



VELADA LITERARIA.
Musa, no ser un púgil es como no ser nadie.
Nos escamoteaste un público vocinglero.
En la sala hay una docena de personas,
es hora de comenzar.
La mitad vino por que llueve,
los demás son parientes. Musa.

Las mujeres están prestas a desmayarse en esta tarde de otoño,
y lo harán pero sólo en el combate de boxeo.
Sólo allí habrá escenas dantescas.
Y un tomar los cielos. Musa.

No ser un púgil, ser un poeta
con un veredicto condenado a duros Norwid*
y a falta de músculos enseñar al mundo
-en el mejor de los casos-
una futura lección escolar.
Oh Musa, Oh Pegasa,
ángel ecuestre.

En la primera fila un viejecito dulcemente sueña
que su difunta mujer salió de la tumba
para prepararle una tarta de ciruelas.
Con este fuego -poco, para que la tarta no se queme-
comenzamos la lectura. Musa.

SAL. (1962)

*Por Cyprian Norwind, poeta finisecular polaco, típico ejemplo del autor más valorado por la crítica posterior que por el público de su tiempo.

Traducción: Xaverio Ballester.

4 de agosto de 2012

Wislawa Symborka / Acontecimiento

Wislawa Szymborska
Gazella dorcas, leo massaicus.

Acontecimiento



Cielo, tierra, amanecer,
ocho y cuarto de la mañana.
Calma y silencio
en las amarillentas hierbas de la sabana.
 A lo lejos un ébano
de hojas siempre verdes
y extensas raíces.
 De repente una alteración de esa agradable quietud.
Dos seres con ganas de vivir que rompen a correr.
Una gacela en una repentina huida
y tras ella una leona jadeante y hambrienta.
Por un momento sus posibilidades son idénticas.
La que huye tiene incluso cierta ventaja.
Y si no fuera por esa raíz,
que sale del suelo,
por ese tropezón
de una de las cuatro patas,
por ese cuarto de segundo
de alterado ritmo
que aprovecha la leona
con un largo salto…
A la pregunta de quién es el culpable,
nada, sólo silencio.
Un cielo inocente, circulus coelestis.
Una inocente terra nutrix, la tierra nutridora. Un inocente tempos fugitivum, el tiempo.
Una inocente gacela, gazella dorcas.
Una inocente leona, leo massaicus. Un inocente ébano, diospyros mespiliformis.
Y un observador que mira con unos prismáticos,
en casos como éste
homo sapiens innocens.

30 de julio de 2012

Wislawa Szymborska / Alegria de escribir



ALEGRÍA DE ESCRIBIR


¿A dónde va la corza escrita por el bosque escrito?
¿A tomar agua escrita
que refleje su hocico puntualmente?
¿Por qué alza la cabeza? ;escucha algo?
Se apoya en cuatro patas que la verdad le presta.
Mueve bajo mis dedos una oreja.
Silencio, esa palabra, susurra en el papel
como las otras y remueve ramas
por las palabras del bosque cansadas.
En la hoja blanca de papel acechan
letras que pueden componerse mal,
frases que pueden ser un cerco
y no habrá salvación.
En la gota de tinta un regimiento
de cazadores enfocan la mira
listos para correr pluma empinada abajo,
cercar la corza y preparar el tiro.
Olvidan que esto no existe
Otras leyes gobiernan el blanco sobre negro
parpadeará el ojo el tiempo que yo quiera
y podré dividirlo en pequeñas eternidades
llenas de balas quietas en el aire.
Por siempre, si lo ordeno; nada pasará aquí.
Ni una hoja caerá si no lo quiero
ni las pezuñas hollarán la hierba
¿Existe pues un mundo sobre el cual
soy un destino independiente?
¿Ese tiempo al que une la cadena de signos,
existe bajo mis órdenes constantes?
La alegría de escribir.
La posibilidad de eternizar.
La venganza de una mano mortal.

24 de julio de 2012

Wislawa Szymborska / UNA NIÑITA TIRA DEL MANTEL


UNA NIÑITA TIRA DEL MANTEL
Desde hace más de un año se está en este mundo,
y en este mundo no todo se ha examinado
y puesto bajo control
Ahora a prueba están las cosas
que no pueden moverse solas..
Hay que ayudarlas en eso,
correrlas, empujarlas,
cogerlas de un lugar y trasladarlas.
No todas quieren, por ejemplo, el armario,
la cómoda, la inflexible pared, la mesa.
Pero ya el mantel sobre la testaruda mesa
-si se lo agarra bien de las orillas-
muestra  disposición al viaje.
Y sobre el mantel los vasos, los platitos,
una jarrita con leche, cucharitas y un tazón
hasta tiemblan de ganas.
Muy interesante,
qué moviemiento elegirán
cuando ya se agiten en el borde:
¿recorrido por el techo?
¿vuelo alrededor de la lámpara?
¿salto a la ventana y de ahí a un árbol?
El señor Newton no tiene aún nada que ver con eso.
Que mire desde el cielo y agite los brazos.
Esta prueba tiene que hacerse.
Y se hará.
Wislawa Szymborska

19 de julio de 2012

Wislawa Szymborka / Mañana sin nosotros



MAÑANA - SIN NOSOTROS

Se espera una mañana fría y con niebla.
Por el oeste
se avecinan nubes de lluvia.
La visibilidad será escasa.
Condiciones adversas para la circulación.

Según avance la jornada, la gradual
influencia de una cuña anticiclónica por el norte
hará posibles algunos claros.
A pesar de ello, ráfagas fuertes y racheadas de viento
pueden ir acompañadas de tormentas.

Por la noche,
cielos despejados en casi todo el país,
sólo en la parte sureste
podrían darse algunas precipitaciones.

Las temperaturas bajarán considerablemente,
pero aumentará la presión atmosférica.

El día siguiente
se anuncia soleado,
si bien a los que siguen viviendo
todavía les será de utilidad el paraguas.


Wislawa Szymborska

17 de julio de 2012

WISLAWA SZYMBORKA / En el parque



«¡Oh! —se sorprende el niño—
¿quién es esa señora?
—Es la estatua de la Misericordia,
o algo así —
contesta la madre.
—Y por qué esa señora
está tan go...o...o...golpeada?
—No sé, que yo recuerde
siempre ha estado así.
El ayuntamiento tendría que hacer algo de una vez
o sacarla de aquí o restaurarla.
Venga, venga, vámonos».