Me ven ahora

3 de mayo de 2016

Antonio Machado (1875-1939)




Los olivos


I
¡Viejos olivos sedientos
bajo el claro sol del día,
olivares polvorientos
del campo de Andalucía!
¡El campo andaluz, peinado
por el sol canicular,
de loma en loma rayado
de olivar y de olivar!
Son las tierras
soleadas,
anchas lomas,
lueñes sierras
de olivares recamadas.
Mil senderos. Con sus machos,
abrumados de capachos,
van gañanes y arrieros.
¡De la venta del camino
a la puerta, soplan vino
trabucaires bandoleros!
¡Olivares y olivares
de loma en loma prendidos
cual bordados alamares!
¡Olivares coloridos
de una tarde anaranjada;
olivares rebruñidos
bajo la luna argentada!
¡Olivares centellados
en las tardes cenicientas,
bajo los cielos preñados
de tormentas!...
Olivares, Dios os dé
los eneros
de aguaceros,
los agostos de agua al pie,
los vientos primaverales,
vuestras flores racimadas;
y las lluvias otoñales
vuestras olivas moradas.
Olivar, por cien caminos,
tus olivitas irán
caminando a cien molinos.
Ya darán
trabajo en las alquerías
a gañanes y braceros,
¡oh buenas frentes sombrías
bajo los anchos sombreros!...
¡Olivar y olivareros,
bosque y raza,
campo y plaza
de los fieles al terruño
y al arado y al molino,
de los que muestran el puño
al destino,
los benditos labradores,
los bandidos caballeros,
los señores
devotos y matuteros!...
¡Ciudades y caseríos
en la margen de los ríos,
en los pliegues de la sierra!...
¡Venga Dios a los hogares
y a las almas de esta tierra
de olivares y olivares!

1 de abril de 2016

La muerte en Samarra



La muerte en Samarra

[Cuento. Texto completo.]
Gabriel García Márquez

El criado llega aterrorizado a casa de su amo.

-Señor -dice- he visto a la Muerte en el mercado y me ha hecho una señal de amenaza.

El amo le da un caballo y dinero, y le dice:

-Huye a Samarra.

El criado huye. Esa tarde, temprano, el señor se encuentra a la Muerte en el mercado.

-Esta mañana le hiciste a mi criado una señal de amenaza -dice.

-No era de amenaza -responde la Muerte- sino de sorpresa. Porque lo veía ahí, tan lejos de Samarra, y esta misma tarde tengo que recogerlo allá.


FIN

9 de marzo de 2016

LA POESÍA SE VA A ACABAR



LA POESÍA SE VA A ACABAR

La poesía se va a acabar, los poetas
van a ser colocados en lugares más útiles.
Por ejemplo, observadores de pájaros
(mientras no se acaben
los pájaros). Esta certeza la tuve hoy al
entrar en una repartición pública.
Un señor miope atendía lentamente
el mostrador; yo pregunté: "Algún poeta hizo algo
por usted?" Y la pregunta
me entristeció tanto por dentro y por
fuera de la cabeza que tuve que volver a leer
toda la poesía desde el principio del mundo.
Una pregunta en una cabeza.
- Como una corona de espinos:
están viendo todos adónde quiere llegar el autor?

15 de febrero de 2016

¿Que cuántos años tengo? Jose Saramago




¿Que cuántos años tengo?
- ¡Qué importa eso !
¡Tengo la edad que quiero y siento!
La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso.
Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso o lo desconocido...
Pues tengo la experiencia de los años vividos
y la fuerza de la convicción de mis deseos.

¡Qué importa cuántos años tengo!
¡No quiero pensar en ello!
Pues unos dicen que ya soy viejo
otros "que estoy en el apogeo".
Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice,
sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.

Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso,
para hacer lo que quiero, para reconocer yerros viejos,
rectificar caminos y atesorar éxitos.

Ahora no tienen por qué decir:
¡Estás muy joven, no lo lograrás!...
¡Estás muy viejo/a, ya no podrás!...
Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma,
pero con el interés de seguir creciendo.

Tengo los años en que los sueños,
se empiezan a acariciar con los dedos,
las ilusiones se convierten en esperanza.

Tengo los años en que el amor,
a veces es una loca llamarada,
ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada.
y otras... es un remanso de paz, como el atardecer en la playa..

¿Qué cuántos años tengo?
No necesito marcarlos con un número,
pues mis anhelos alcanzados,
mis triunfos obtenidos,
las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones truncadas...
¡Valen mucho más que eso!
¡Qué importa si cumplo cincuenta, sesenta o más!

Pues lo que importa: ¡es la edad que siento!
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.
Para seguir sin temor por el sendero,
pues llevo conmigo la experiencia adquirida
y la fuerza de mis anhelos

¿Qué cuántos años tengo?

¡Eso!... ¿A quién le importa?

Tengo los años necesarios para perder ya el miedo
y hacer lo que quiero y siento!!.
Qué importa cuántos años tengo.
o cuántos espero, si con los años que tengo,
¡¡aprendí a querer lo necesario y a tomar, sólo lo bueno!!

11 de febrero de 2016

Envidia de los poemas ajenos Robert Hass



En una versión de la leyenda las sirenas no cantan.
Sólo en el relato de un marinero podían hacerlo.
Así Odiseo, atado al mástil, se sintió atormentado
Por una música que no era tal-zambullidas del mar,
Azote del viento, el hambre de los pájaros mar adentro-
Y las silenciosas mujeres que recogían algas para abonar su jardín,
Al ver su derrota contra las jarcias, al ver
El tremendo anhelo de sus ojos, fueron sustituidos para siempre
Sobre el baldío roquedal de una isla por una fantasía
que imagino como canción nunca cantada

Envy of Other People's Poems

In one version of the legend the sirens couldn’t sing.
It was only a sailor’s story that they could.
So Odysseus, lashed to the mast, was harrowed
By a music that he didn’t hear—plungings of sea,
Wind-sheer, the off-shore hunger of the birds—
And the mute women gathering kelp for garden mulch,
Seeing him strain against the cordage, seeing
the awful longing in his eyes, are changed forever
On their rocky waste of island by their imagination
Of his imagination of the song they didn’t sing.

By Robert Hass

published in Time and Materials, Robert Hass, New York: HarperCollins, 2007)