¡NO JUZGUES AL JUZGADOR!
Si te has sentido juzgado,
menoscabado “en tu honor”,
¡no te “comas al caníbal”!,
¡no juzgues al juzgador!
¡Que sabes tu de su historia,
de sus miedos, su dolor…,
de lo que fue jalonando
su senda de desamor!
Siempre habrá de ser más sabio
preguntarse con candor:
“¿habrá una parte de cierto
en lo que habla este señor?”
Y si tu intuición responde
que no encuentra en ti ese error…
¡borra de tu pensamiento
la ofensa…y el ofensor!
Más si acaso contestara
que el juicio tiene valor,
¡esmérate en superar
ese escollo en tu interior!
Y en ambos casos, amigo,
¡envuélvelo con tu amor!,
y prosigue tu camino
¡sin juzgar al juzgador!