La Carta de Amor, óleo/tela, 116 x 58 cm |
Pedro Francisco Lira Rencoret (Santiago, 17 de mayo de 1845 — 20 de abril de 1912), Pintor chileno. Extenso promotor del arte en el país y considerado como uno de los principales artistas del siglo XIX en Chile, fue uno de los fundadores del Museo Nacional de Bellas Artes.
Hacia 1900 presentó en sociedad el retrato de una mujer que no tenía rostro. La pintura perteneció a la colección Luis Álvarez Urquieta y su título es Carta de Amor, según consta en su ingreso a la colección del Museo Nacional de Bellas Artes en 1939.
En un interior aristocrático se representa a una mujer que gira bruscamente y arremolina la seda de su vestido, para impedir que la mirada de quien ingresa a la habitación descubra la carta que oculta a su espalda: una borrosidad pictórica convierte al papel en una penumbra.
La carta,
por Juan Antonio Massone
Alguien ha enviado sus deseos y esperas
en esa carta que tus dedos oprimen.
Mendigas de los ojos, ¿qué promesas
o memorias de amor? ¿ cuáles palabras?
A tu mano vino el amor a dar su desnuda alarma
para luego quedarse a solas en tu mirada casi feliz,
casi completamente feliz, sin aprender a olvidarse.
Roto el silencio, la indiscreción exige girar el rostro.
La mano está a la puerta; inminentes los pasos.
Se cierne la amenaza, pálido temor de espantable día.
Vamos, vamos ya, acuda alguna ocurrencia.
Es tan distinta la verdad con su piel dentro del cuerpo.
Apresura algún decir; no harán falta promesas.
Alguien no querido está ahí y tu carta solloza.
en esa carta que tus dedos oprimen.
Mendigas de los ojos, ¿qué promesas
o memorias de amor? ¿ cuáles palabras?
A tu mano vino el amor a dar su desnuda alarma
para luego quedarse a solas en tu mirada casi feliz,
casi completamente feliz, sin aprender a olvidarse.
Roto el silencio, la indiscreción exige girar el rostro.
La mano está a la puerta; inminentes los pasos.
Se cierne la amenaza, pálido temor de espantable día.
Vamos, vamos ya, acuda alguna ocurrencia.
Es tan distinta la verdad con su piel dentro del cuerpo.
Apresura algún decir; no harán falta promesas.
Alguien no querido está ahí y tu carta solloza.