DIVORCIO
La tristeza verdadera está en las tazas, en los sonidos del platillo acompasando una canilla mal cerrada. En cuanto a las tazas, ¡oh! Las tazas, no se miran ni se tocan, los bordes se hacen ásperos y el líquido llega a labios vacíos de palabras: nada qué hacer, ni que decir en el desayuno de gargantas oprimidas sin apuro junto al diario.
Definitivamente se emborrona el recuerdo con el último sonido que decrece en el plato. Paralelamente queda, sobre la mesa, cada taza.
SEGUNDO TOMO.
Cuando vuelvas de tus aventuras o desventuras, te acudirán los amigos desconsolados. Son pocos. Fingirás la ilusión de salir a acometer de nuevo y, tras los golpes, regresarás a un lugar de La Mancha.La resignada pérdida de locura va quitándote la vida, aunque persistes en evocar un rostro, unos cabellos de mujer, un nombre, para pronunciarlo antes de que te alcancen la fatal cordura y la muerte.
LOS DOMINGOS.
Sólo los domingos el patio se colma de visitas. Los que no son visitados, dibujan una línea en el piso y saltan para pasar bajo de ella. Del otro lado se incorporan golpeados y jubilosos, aunque sin lograrlo. Yo no entro en esos juegos y contemplo un biombo con diseños de helechos, de pájaros, de flores. Me lanzo a alcanzar los dibujos que se pierden entre las visitas. Los de delantal blanco me siguen con casi igual velocidad, cuando corro por los helechos que van detrás de los pájaros que persiguen las flores.
DESOCUPADO.
Arrellanado frente a la ventana, el viejo recuerda el tren que antes pasaba por la estación desierta. Casi no han quedado vías y las hierbas crecidas las cubren con salvaje verde. El nieto de cinco años se le acerca con las manos colmadas de piedrecillas grises y se las ofrece para que jueguen, cuando en la ventana se borran también las chimeneas de los ingenios desocupados.DIÁLOGO.
La ciruela, me dijiste, debe ser comida con los ojos cerrados. Me enseñaste que podía acariciar la fruta y morderla sin ruido ni queja. Pienso que puede ser que en este momento, el laurel se quiebre sin que calles, cuando mezclas la espesura de la salsa sobre el fuego. Todo eso en la cocina. La noche calla y miro desde la ventana una lámpara, impregnando cuerpos amarillos. Te miro y me convences. Es verdad que el pretérito se hace presente en noches como estas, te digo, mientras van desanudándose en mis bolsillos las voces de los pájaros.EL CÍRCULO SE VA A CERRAR.
Abren el vientre del charco los vehículos que pasan por la esquina. Sin proponérselo, cada uno se lleva: consuelo de perros vagabundos, noche resguardada, estrellas, rocío.
LEGADO.
Entre los papeles de Franz, carta a su padre y algunos poemas, quedó uno de escasos renglones en donde determinó la distribución de sus bienes, todo un proceso. No dejó firma. Una patita de cucaracha clausuraba el texto.ENTRE NOSOTROS
Lo primero fue la palabra. La palabra se hizo Adán, se hizo Eva. Surgieron: tentación, inocencia, pecado, el cosmos. Y la palabra se hizo carne y habitó.