La poesía cruza la tierra sola,
apoya su voz en el dolor del mundo
y nada pide
-ni siquiera palabras.
Llega de lejos y sin hora, nunca avisa;
tiene la llave de la puerta.
Al entrar siempre se detiene a mirarnos.
Después abre su mano y nos entrega
una flor o un guijarro, algo secreto,
pero tan intenso que el corazón palpita
demasiado veloz. Y despertamos.
¿Qué belleza, Francisco! Este autor junto a Eloy y a Margarit, me encanta.
ResponderBorrar¡Qué tengas una linda semana!
maravilloso texto
ResponderBorrarCuando la poesia aparece en tu vida, te transforma. Ese guijarro o esa flor que deja en tu mano es el secreto. Pero poner las palabras a esos sentimientos es a veces el imposible.
ResponderBorrarComo siempre, un placer aprender contigo a disfrutar de la buena poesía.
ResponderBorrarUn abrazo, querido amigo.
... y despertamos.
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