Me ven ahora

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24 de febrero de 2009

El dedo


Un hombre pobre se encontró en su camino a un antiguo amigo. Éste tenía un poder sobrenatural que le permitía hacer milagros. Como el hombre pobre se quejara de las dificultades de su vida, su amigo tocó con el dedo un ladrillo que de inmediato se convirtió en oro. Se lo ofreció al pobre, pero éste se lamentó de que eso era muy poco. El amigo tocó un león de piedra que se convirtió en un león de oro macizo y lo agregó al ladrillo de oro. El amigo insistió en que ambos regalos eran poca cosa.

-¿Qué más deseas, pues? -le preguntó sorprendido el hacedor de prodigios.

-¡Quisiera tu dedo! -contestó el otro.

13 de octubre de 2008

Ulysses Mi perro

Mi amigo

Mi perro

Estaba leyendo, cuando escucho los ladridos de mi perro a lo lejos llega a mi lado, no le presto atención, en ese momento me muerde un tobillo y siento un dolor fuerte y punzante.

- Despierto.

Todo había sido un sueño, la tierra comenzó a moverse, era un terremoto.

Salgo rápidamente y siento el derrumbe de varios muebles de la pieza.

El polvo y los gritos de la gente llenan el ambiente. Si no hubiera despertado a tiempo, probablemente estaría entre los muertos o heridos. Llamo a mi perro, no contesta y recuerdo que había muerto hace unos seis años.

Mi perro muerto me había salvado, no creo en explicaciones sobrenaturales, mi subconsciente sabía el mejor modo de despertarme.

Aunque a veces dudo...

3 de octubre de 2008

Miguel Garrido Pérez


Presentación del libro Galería de Hiperbreves en la FNAC de Madrid 14 febrero 2002. Manuel Garrido (izquierda), ganador del premio Hiperbreves 2001, Ignacio Fernández Presidente del Círculo y Luis Landero Ujier Presidente del Círculo Cultural Faroni.



El profesional del suicidio


El joven Ernesto, empuñando una pistola, se presentó en casa del hombre que le había arruinado: "No voy a matarle, don Braulio", dijo, "sino a suicidarme ante usted. Caiga mi sangre sobre su conciencia y lo que es peor, sobre su magnífica alfombra persa".

Don Braulio le disuadió: buenos consejos y una sugerencia: "Si desea quitarse la vida, ¿por qué no lo hace en casa del odioso Cortés?".
Y le convenció con un cheque generoso. "Aunque no le conozca, la prensa buscará razones y arruinaremos su carrera".

Pero el odioso Cortés le contrató para suicidarse en casa del pérfido Suárez, este le pagó para hacerlo en la de su enemigo Ramírez, y así sucesivamente. Ernesto se retiró veinte suicidios después. "La bondad de los hombres me ha salvado", solía decir.