The Saul Steinberg Foundation / Artist Rights Society
Hace poco mas de cincuenta años, en una conferencia "Las dos culturas" el físico y novelista C. P. Snow dijo en 1959 que el mundo intelectual estaba dividido en dos grupos, el ámbito de la ciencia y sus disciplinas relacionadas, y el mundo de las artes y las letras. el primero que incluía a las ciencias exactas y las ciencias naturales , era un mundo que desarrollaban sus teorías, en un mundo aislado. Producían descubrimientos, que permitían desarrollar nuevas tecnologías, y eso era todo lo que interesaba al resto de la opinión pública ilustrada. El otro ámbito, el de las humanidades, estudiaba las manifestaciones mas elevadas del espíritu humano: el arte, la historia, la filosofía, las ciencias sociales y la moral. Exploraba el sentido de vivir en este mundo, la evolución de las ideas, la política, la ética y la estética .
Entre ambos grupos, "intelectuales" y "científicos" se mantiene un abismo de incomprensión, indiferencia y frecuentemente de desprecio. Es habitual referirse a que se considera un inculto al que no sepa las obras de Shakespeare o Delibes pero nadie se asombra de quien no sabe qué es un logaritmo o cuál es la velocidad de la luz. Incluso hay personas que se "enorgullecen" de no saber nada de ciencia: "yo soy una persona de letras".
El economista estadounidense Paul Samuelson ha dicho que antes se medía la riqueza de los países en sus toneladas de acero o megavatios de electricidad y que ahora se mide por el número de ingenieros y científicos que tienes.
En 1964 , en la segunda edición de su libro Snow añadía que surgiría una "tercera cultura" que permitiría llenar el vacío entre ambas culturas. A mediados de los 90 apareció el libro de John Brockman "La tercera cultura. Más allá de la revolución científica", una recopilación de artículos publicada en español por Tusquets (Metatemas, 43). Brockman plantea que el entendimiento entre las dos partes no se ha producido. El libro era la respuesta de Brockman al famoso artículo «The Two Cultures and the Scientific Revolution» de C. P. Snow, físico y novelista que en 1959 ponía sobre la mesa el problema de la separación entre las ciencias y las humanidades (“intelectuales de letras” los definía Snow) en el contexto anglosajón de la guerra fría. La polémica se resumía afirmando que muchos humanistas tendrían serios problemas para explicar la segunda ley de la termodinámica, que sería equivalente a preguntarle a un científico si había leído alguna obra de Shakespeare. Como consecuencia, su tercera cultura va por otro lado: los científicos están empezando a comunicarse directamente con la sociedad al ponerse a escribir para todos. Ejemplos como Carl Sagan, S. J. Gould, Daniel Dennett, Roger Penrose, Richard Dawkins, Stephen Hawking, Francisco Varela. Éstos temas han continuado desarrollándose desde entonces en la página de la Fundación Edge, no solucionan el problema original pero contribuyen a alcanzar una meta tal vez más importante: la comprensión pública de la ciencia. Algunos de sus libros han llegado a tener gran nivel de ventas en varios idiomas, en español lamentablemente no.
Entre ambos grupos, "intelectuales" y "científicos" se mantiene un abismo de incomprensión, indiferencia y frecuentemente de desprecio. Es habitual referirse a que se considera un inculto al que no sepa las obras de Shakespeare o Delibes pero nadie se asombra de quien no sabe qué es un logaritmo o cuál es la velocidad de la luz. Incluso hay personas que se "enorgullecen" de no saber nada de ciencia: "yo soy una persona de letras".
El economista estadounidense Paul Samuelson ha dicho que antes se medía la riqueza de los países en sus toneladas de acero o megavatios de electricidad y que ahora se mide por el número de ingenieros y científicos que tienes.
En 1964 , en la segunda edición de su libro Snow añadía que surgiría una "tercera cultura" que permitiría llenar el vacío entre ambas culturas. A mediados de los 90 apareció el libro de John Brockman "La tercera cultura. Más allá de la revolución científica", una recopilación de artículos publicada en español por Tusquets (Metatemas, 43). Brockman plantea que el entendimiento entre las dos partes no se ha producido. El libro era la respuesta de Brockman al famoso artículo «The Two Cultures and the Scientific Revolution» de C. P. Snow, físico y novelista que en 1959 ponía sobre la mesa el problema de la separación entre las ciencias y las humanidades (“intelectuales de letras” los definía Snow) en el contexto anglosajón de la guerra fría. La polémica se resumía afirmando que muchos humanistas tendrían serios problemas para explicar la segunda ley de la termodinámica, que sería equivalente a preguntarle a un científico si había leído alguna obra de Shakespeare. Como consecuencia, su tercera cultura va por otro lado: los científicos están empezando a comunicarse directamente con la sociedad al ponerse a escribir para todos. Ejemplos como Carl Sagan, S. J. Gould, Daniel Dennett, Roger Penrose, Richard Dawkins, Stephen Hawking, Francisco Varela. Éstos temas han continuado desarrollándose desde entonces en la página de la Fundación Edge, no solucionan el problema original pero contribuyen a alcanzar una meta tal vez más importante: la comprensión pública de la ciencia. Algunos de sus libros han llegado a tener gran nivel de ventas en varios idiomas, en español lamentablemente no.
interesante esfera de conocimiento y debate , siempre en el tapete de todos tiempos.
ResponderBorrarque tengas un fin de semana precioso francisco
Excelente ensayo Ulysses, deja mucho para desmenuzar y pensar, lo cual es siempre bueno. Voy a indagar acerca de varios autores citados.
ResponderBorrarLa última frase me hizo acordar a una situación que no sé si viene al caso pero yo te la cuento igual.
En la última feria del libro buscaba yo libros buenos sobre fotografía en Castellano, y los mejores estaban en inglés. El vendedor, muy suelto de cuerpo me dijo; no pretenderá encontrar usted un buen libro de fotografías en castellano. Me pregunto ¿por qué no?
Te dejo un beso grande y todo mi cariño.:-)
No se, quizá en esa época fuera así, pero ahora la gente de ciencias y letras está muy mezclada, incluso emparejada o casada entre si , no se... Al menos la gente con que yo me relaciono...
ResponderBorrarCreo que eso está superado... ¿O no? no se...
Salud
Siempre tan original...Uly.
ResponderBorrarInteresante tema de reflexión..una vez más.
Un beso ,fiel amigo,
deseo que todo vaya mejorando para tí..
Hola Ulysses:
ResponderBorrarEs muy cierto. Pero aquellos que se asombran por el desconocimiento de algunos de ciertos autores famosos, posiblemente no sepan ellos mismos de connotados científicos.
Saludos.
Vuelvo a tu casa a echar un ratito de lectura y copruebo que sigues tan genial como siempre...
ResponderBorrarSaludos y un abrazo!
A las mentes ávidas de información cualquier tema que se presente suficientemente interesante y que aún represente una incógnita para sí, ya le motiva. Incluso a quienes no leen, no ha de ser más interesante, por ejemplo, un documental sobre Cervantes que uno sobre el calentamiento global. Creo sinceramente que ganaría el segundo. La televisión es un modo de hacer llegar ciencia, literatura, arte... al conjunto de la población. -Entramos en el debate de las audiencias- En TV creen que preferimos cuerpos hermosos a cualquier opción cultural, y han de estar fundamentadas sus tendencias programáticas en las nuestras a la hora de elegir canal.
ResponderBorrarNunca leería un libro de ejercicios prácticos sobre teoría de los números, por ejemplo, pero sí leería uno sobre estas aplicaciones en la sociedad.
Sobre lo de escribir y leer en español hemos de ser los castellanoparlantes quienes exijamos. Recuerdo que antes ni había teclados con "Ñ". Ahora los teléfonos, los ordenadores.... todos la tienen. Somos ventas para ellos.
Que me voy por las ramasss... STOP Ana :)
Uly tienes un montón de gente
que te quiere, todos se preocupan por ti. Ojalá vaya todo del mejor modo posible.
Tal vez sea el siguiente paso de la humanidad, algo así como el desarrollo de la noosfera lo que nos permita integrar el conocimiento sin establecer divisiones infundadas.
ResponderBorrarsaludos
Como siempre muy interesante!
Digamos que la una se encarga de la materia, y la otra del alma.
ResponderBorrarDos niveles diferentes aunque intersecados.
Un beso.
Interesante. Y ameno de leer... y me alegro muchísimo de que lo hayas publicado. Sobre todo, porque debe suponer que todo va mejor, cosa que espero y deseo.
ResponderBorrarYo ando muy liada, pero hoy, día de fiesta aquí, lo he dedicado en gran parte a visitar a los amigos.
Besos de cereza, amigo.
Queralt.
Siempre un placer pasar a leerte Gracias por compartir!
ResponderBorrarTe dejo un relajante y cálido abrazo para tu ser.
Beatriz
Es posible explicar esta oposición entre científicos y humanistas, por el clima de polarización generado a partir de la 1a. y 2a. guerra mundial y los totalitarimos (soviético y fascista; la ciencia y sus resultados de investigación fueron utilizados por uno y otro bando. Se generó un problema de conciencia moral en las ciencias exactas y, no deja de ser sintomático que hayan sido los físicos (Einstein, Ernesto Sábato) o filósofo-matemáticos ( Bertrand Russell) quienes se hayan replanteado la oposición entre ciencia y filosofía. ¿No fue la filosofía en la antiguedad, matriz de las ciencias: exactas y humanísticas? Desde fines del siglo XX es imposible concebir una oposición irreductible entre ciencia y filosofía. Por el contrario, los desarrollos recientes en la Física cuántica, Biología o la Química, hacen imposible desligarlos de nuestras perplejidades filosóficas del mundo moderno.¿De qué manera el desarrollo del conocimiento científico se liga a nuestras opciones vitales o valores que podamos elegir para vivir mejor de acuerdo con lo que sabemos?
ResponderBorrar¿No les parece tautológico el designar a dos formas del conocimiento o del saber; como "dos culturas" o en el caso extremo o como dice Brockman "una tercera cultura"?. Basta consultar el concepto clásico de cultura (Séneca) y el antropológico. ¿No es toda forma de conocimiento, una forma de cultura? Por lo demás, la distinción de "intelectual" y científico", no procede para el sentido en el que se le utiliza en este post para los que se dedican a las ciencias y artes humanistas.
Habría que volver al caso Dreyfus y Emile Zolá, para entender el concepto de intelectual:"
Intelectual es el escritor, artista o científico que opina en cosas de interés público con autoridad moral entre las elites".
Mis paradigmas de Intelectual: Bertrand Russell, Ernesto Sábato, André Gide, Albert Camus, Mario Vargas Llosa, O. Paz etc. Así pues, no todo escritor o científico, por el hecho de serlo, lo convierte en intelectual. En fin...el tema es interesante y amplio. Solo me queda por decir, que las tendencias de la ciencia y la filósofía nos llevan, nuevamente, a lo que era el pensamiento pre-socrático: Demócrito, Anaxágoras, Pitágoras. Es de aplaudir que científicos recurran a la divulgación de la ciencia aliada con la literatura. Los lectores salimos beneficiados por partida doble.
Salud¡¡
Vaya, bastante acertada tu acotación. Me parece que es bastante real esa distinción e incluso divergencia entre ambos "mundos", pero a pesar de ello las posibles incomprensiones entre ambas culturas se deben a subjetividades de unos y otros, capaces de superarse; lo más importante ante todo es el respeto a la afición de todos, y no caer en hostilidades que nos desunan.
ResponderBorrarNo sé. Leí algo de S. Gould y no deja de ser un revisionismo al PODER de la ciencia para ajusticiarla. También analizó la problemática religión vs. ciencia.No "veo" una intencionalidad de apartarse de la ciencia.Dawking y compañía: puro determinismo biológico con nomenclatura actualizada.
ResponderBorrarFeliz cumpleaños Ulysses, me imagino que el mejor regalo es ver felices a los tuyos, que todo salga bien.
ResponderBorrarUn abrazo grande
Beatriz
Uly....feliz cumpleaños de nuevo...
ResponderBorrarTe digo lo mismo que Beatriz,
y te envío otro fuerte abrazo.
Feliz cumpleaños Ulysses, por aquí también.
ResponderBorrarUn fuerte abrazo.
feliz cumple!
ResponderBorrarsaludos