El enfado
Estoy enfadado, mucho, se me ha caído mi diente de leche. Estoy enojado, demasiado, y he decapitado a mi oso de peluche. No ha sido como otras veces. Debajo de la almohada, sólo me han dejado un vale para canjearlo por la rueda de una bicicleta. Al coco oscuro lo ahuyenté con el fogonazo de mi linterna. Mis soldados de plomo se ahogan en el orinal. El ratón Pérez agoniza bajo el peso de mi cama. Sí, estoy muy disgustado. Sólo espero que amanezca para que mis padres tropiecen con la trampa que les he preparado.
Eugenio Barragán
Me encantan los relatos breves que sintetizan tantas emociones.
ResponderBorrarEste en particular: aparentemente tan tierno, pero lleno de ironía y una cierta violencia; es quizás una metáfora de la escalada de violencia que emerge a diario y de las más diversas formas. Lo triste es que en más de alguna ocasión nos vemos envueltos y entramos en ella.
Gracias Francisco por compartir este texto, que invita a la reflexión
¡Qué genial! Si de pequeños hubiésemos tenido las ideas tan claras y ese empuje, otro gallo nos cantaría.
ResponderBorrarUn beso