AŃO NUEVO
Habéis visto nacer el Ańo Nuevo? ˇEl ańo nuevo nace en el Cerro de la
Bufa! żNo lo creéis? Os voy a contar cómo. El Cerro de la Bufa es, en
su interior, una gruta inmensa. Si algún día lográis encontrar la puerta
secreta que existe en el Crestón y entráis por una larga escalinata de
mármol, os daréis cuenta de que en el interior del Cerro de la Bufa
existe un palacio extenso y bellísimo. El piso está hecho de plata.
Grandes lozas del precioso metal lo cubren. Las paredes son todas de oro
macizo y por todas partes brilla una luz intensa producida por la
multitud de las piedras preciosas que cuelgan del techo. Del techo y de
las paredes penden perlas, granates, diamantes, rubíes, que despiden
luces blancas, azules, verdes, amarillas, rojas, y que dan al castillo
un aspecto fantástico y extrańo. Pero lo más importante es que el
interior del Cerro de la Bufa está habitado. Millares de gnomos viven en
él. żSabéis lo que es gnomos? Los gnomos son los duendes, los
fabricantes y los guardianes de los metales y de las piedras preciosas
que hay en las minas. Son unos seres pequeńísimos, que apenas levantan
cincuenta centímetros del suelo. Su piel es blanca, llevan una grande
melena y poseen unos ojos pequeńísimos. Portan un gran bigote y una
barba descomunal. Los gnomos son parientes de los enanos; de aquellos
enanos amigos de Blanca Nieves. Y se visten como ellos. Con un gorro de
color rojo, terminado en punta, y con un vestido de payaso. Pues bien la
gruta del Cerro del Bufa está invadida por estos seres diminutos y
exóticos. Y he aquí estos enanos tienen un encargo especial y muy
delicado. Consagran su vida a cuidar, a alimentar y conservar los Ańos
Nuevos.
Porque habéis de saber que en el interior del castillo hay gran salón
de cristal. Algo así como el aparador muy grande de una tienda y dentro
de ese salón de cristal los enanos tienen guardados a los Ańos Nuevos.
Estos son unos nińos hermosos, blancos, como el marfil, sonrosados, de
cabello rubio y ensortijados, robustos. Y los gnomos los tienen
guardados en pequeńas cajas,envueltos en algodón para que no mueran de
frío. Y a todas horas los vigilan, los alimentan, los miman. Porque si
los dejan morir, ya no habría Ańo Nuevo. Se acabaría el tiempo y se
acabaría el mundo. Cada ańo cuando el mes de diciembre toca a las
puertas de las casas de los hombres, los gnomos celebran, en el interior
del palacio, una asamblea general. La junta es presidida por un enano
más viejo. Y en esa reunión se discute cual de los Ańos Nuevos,
encerrados en el salón de cristal, está mejor parado, más robusto, mejor
dotado para echarlo al mundo. Los enanos gritan, opinan, objetan, se
enfurecen, patalean, dan volteretas, hacen berrinches. Y finalmente, por
medio de una votación secreta, eligen al Ańo Nuevo que habrá de salir a
recorrer el mundo.
El día último del ańo es de gran fiesta dentro del castillo. ˇHay que
despedir al Ańo Nuevo que abandona el hogar paterno! Hay más luz que de
costumbre. Los gnomos gritan y cantan. Brindan en diminutas copas, con
néctares pétreos, por el huésped que se va. Colocan al elegido sobre un
gran trono, en medio del castillo; todos giran a su alrededor en danzas
frenéticas; se dicen los dirambos, las frases y los gritos anodinos. El
enano más viejo entrega al Ańo Nuevo sonríe y se despide de todos.
Mientras tanto acá afuera, en la ciudad pocas gentes se dan cuenta de lo
que pasa. A las once cuarenta y cinco de la noche, en punto, una gran
sombra atraviesa la ciudad y va a colocarse sobre el Crestón de la Bufa.
Es el Ańo Viejo que regresa de su correría prolongada. Es un viejo
largo inmenso, que parece, llegar hasta las estrellas; se nota enjuto y
encorvado; sus vestidos parecen sucios y desgarrados; el cabello y la
barba son largos, blanquísimos y desmelenados y se aprecian sucios por
el polvo de los caminos.
El viejo trae en sus manos lánguidas un bordón, una alforja vacía y
una lampara de petróleo. ˇEs el Ańo viejo que ha regresado de su largo
viaje! Pero ˇoh, que milagro!: cuando suena la última campanada de las
doce de la noche en reloj de Catedral, el Cerro de la Bufa se ilumina
con un resplandor vivísimo, como si hubiera encendido en él una hoguera
gigantesca. Luego se levanta el peńasco enorme que cubre la entrada del
castillo. Del interior sale un resplandor más vivo todavía. Se escuchan
himnos extrańos. Se oye el eco de cánticos rarísimos. De pronto surge la
gran visión. Llevado en peso por miles de enanos, aparece por encima de
las rocas del Crestón, el “Ańo Nuevo”, radiante, coronado, bellísimo.
Los gnomos lo elevan muy alto, hasta perderse de vista en la última
estrella y allá lo abandonan para que inicie su gran caminata por el
mundo.
En la ciudad las gentes bailan, brindan, gritan, se felicitan por la
llegada del Ańo Nuevo y no se dan cuenta de que, en la gruta que está
dentro del Cerro de la Bufa, los gnomos asisten conmovidos a los
funerales solemnes del Ańo Viejo, que yace en el suelo, inmóvil para
siempre.
Pues a rey muerto,rey puest...
ResponderBorrardigo año nuevo puesto.
Muchas felicidades, Francisco.
Ha sido una verdadera experiencia adentrarme en esta leyenda despidiendo el año y celebrando el nuevo que comienza y hacerlo en la forma que más me llega.
ResponderBorrarLa fantasía.
Te deseo un año cargado felicidad y nuevos motivos para el asombro.
Estaré a tu lado aunque sea en la distancia. Un fuerte abrazo.