Victoria
El exterminio de la columna enemiga fue total. No se hicieron prisioneros. En el improvisado campamento el ambiente era de fiesta, la alegría general. Pero en lo más íntimo de sus corazones los victoriosos soldados -ebrios y en apariencia exultantes- envidiaban la suerte adversa de los muertos. Para aquéllos la guerra ya había terminado
Hola, gracias por visitar mi blog.
ResponderBorrarLa guerra conlleva la muerte de tu semejante lo cual la hace despreciable. Es tan vil, que en medio de ella la muerte puede ser bienvenida.
Saludos y espero que nos sigamos leyendo.
A veces se envidia la suerte de los muertos. Buen texto.
ResponderBorrarCiertamente, en muchas circunstancias de la vida, es preferible la suerte de los muertes, las guerras no tienen sentido y no deberían ser.
ResponderBorrarSalud♥s
Un relato escalofriante.
ResponderBorrarPOr cierto, siempre me gustó esa estatua, y siempre he creído que si mantuviera la cabeza no sería tan bella
No es primera vez que los guerreros vivos envidian a los soldados muertos.
ResponderBorrar¡Lamentablemente tampoco será la última!
Saludos.
Pagar con la vida la paz.
ResponderBorrarLo han hecho los muertos y los vivos desean estar en su lugar...
Voluntarios a tan alto pago por tal de obtenerla.
La paz bien merece una guerra, supongo que se podría sacar al fin de todo esto...y de nuevo a empezar, de nuevo a empezar...sin final
Nos vemos.
Muy buen texto, para la reflexión. Y la foto que acompaña imponente.
ResponderBorrarMis saludos para vos.