Pieter Brughel (el Viejo) Torre de Babel |
Uno de los mas bellos poemas de amor, aparentemente sencillo y comprensible y sin embargo inusualmente complejo en lo que al significado y al lenguaje poético se refiere este poema. Está escrito en forma de dialogo entre un hombre y una mujer, al parecer procedentes de la Torre de Babel. Oímos solo voces, la torre hace tiempo que debió haber desaparecido y ellos, es decir, sus voces, hablan de cosas importantes, poco importantes, de celos, de la catástrofe de la torre. ¿les oímos a través del aire?, ¿del tiempo?.
Es un bello y extraño poema erótico. Una nueva interpretación de la Torre de Babel. El amor, como la existencia, tiene su vertiente alegre y trágica o, simplemente triste. Y siempre se trata de uno de los aspectos del universo, de la vida, lo cual no quiere decir que no sea un sentimiento muy intenso.
EN LA TORRE DE BABEL
—¿Qué hora es? —Sí, soy feliz,
y sólo me falta una campanilla al cuello
que suene encima de ti cuando estés dormido.
—¿Entonces, no has oído la tormenta? El viento ha sacudido
el muro;
la torre ha bostezado, como un león, con su gran puerta
de goznes chirriantes. —¿Cómo? ¿Lo has olvidado?
Yo llevaba un sencillo vestido gris
abrochado en el hombro. —E inmediatamente después
el cielo se rompió en mil destellos. —Cómo iba a entrar
si no estabas solo. —Vi de repente
los colores anteriores a la existencia de la vista. —Lástima
que no me lo puedas jurar. —Tienes razón,
probablemente fue un sueño. —¿Por qué mientes,
por qué me llamas con su nombre,
la amas todavía? —Oh, sí, me gustaría
que te quedaras conmigo. —No siento rencor,
tendría que haberlo imaginado.
—¿Sigues pensando en él? —No, no estoy llorando.
—¿ Y eso es todo? —A nadie como a ti.
—Por lo menos eres sincera. —Puedes estar tranquilo,
me iré de la ciudad. —Puedes estar tranquila,
me iré de esta ciudad. —Tienes unas manos tan preciosas…
—Es una vieja historia, el filo pasó
sin lesionar el hueso. —No hay de qué,
querido, no hay de qué. —No sé,
ni quiero saber, qué hora es.
Traducción de Abel A. Murcia
Sal [1962]
En ocasiones las relaciones interpersonales (también las relaciones de pareja) caen en este tipo de diálogos, que recuerdan la Torre de Babel. Voces que se alzan, en las más diversas "lenguas"; voces sordas que sólo escuchan su propio diálogo interno; no hay un "idioma" compartido. Son señales de desencuentro y finalmente des-amor.
ResponderBorrarW. S., genial, realmente genial!
Un abrazo, Francisco