Voy a jugar con las trenzas
al borde de mi vestido.
A ovillarme en el chal de la abuela
olfateando su lana
conservada tan bien en su lila.
feliz de caber en su infancia.
La casa fue mía.
¿por que no entrar?
Nada me harán los retratos
colgando de los muros
ni el piano húmedo por el tiempo.
Quítate los zapatos. No.
Con zapatos súbete al sofá y salta
tus siete años, tus doce, tus dieciocho.
Roba miel de la despensa
y sal callada
¡No te vayan a ver!
Ya lo vi en el lado derecho "Poesía reunida" de mi admirada Cecilia.
ResponderBorrarMe alegra Beatriz que hayas obtenido este libro, es una edición bien cuidada y es un agrado tenerla.
ResponderBorrarY si te llegan a ver... qué más da.El perro fue cómplice.
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