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21 de marzo de 2012

Jorge L. Borges, Adolfo Bioy Casares- CUENTOS BREVES Y EXTRAORDINARIOS (selección)



LA SENTENCIA
Aquella noche, en la hora de la rata, el emperador soñó que había salido de su palacio y que en la oscuridad caminaba por el jardín, bajo los árboles en flor. Algo se arrodilló a sus pies y le pidió amparo. El emperadoraccedió; el suplicante dijo que era un dragón y que los astros le habían revelado que al día siguiente, antesde la caída de la noche, Wei Cheng, ministro del emperador, le cortaría la cabeza. En el sueño, el emperador juró protegerlo.
Al despertarse, el emperador preguntó por Wei Cheng. Le dijeron que no estaba en el palacio; el emperador lo mandó buscar y lo tuvo atareado el día entero, para que no matara al dragón, y hacia el atardecer le propuso que jugaran al ajedrez. La partida era larga, el ministro estaba cansado y se quedó dormido.
Un estruendo conmovió la tierra. Poco después irrumpieron dos capitanes que traían una inmensa cabeza de dragón empapada en sangre. La arrojaron a los pies del emperador y gritaron:
-Cayó del cielo.
Wei Cheng, que había despertado, lo miró con perplejidad y observó:
-Que raro, yo soñé que mataba a un dragón así.
Wu Ch'eng-en (c. 1505-c. 1580).

DIFICIL DE CONTENTAR
Kardan cayó enfermo. Su tío le dijo:
-¿Qué deseas comer? La cabeza de dos corderos.
-No hay.
-Entonces, las dos cabezas de un cordero.
-No hay.
-Entonces no quiero nada.
Ibn Abd Rabbih, Kitabal idq el farid, tomo III.

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LOS BRAHMANES Y EL LEÓN
En cierto pueblo había cuatro brahmanes que eran amigos. Tres habían alcanzado el confín de cuanto los hombres pueden saber, pero les faltaba cordura. El otro desdeñaba el saber; solo tenía cordura. Un día se reunieron. ¿De qué sirven las prendas, dijeron, si no viajamos, si no logramos el favor de los reyes, si no  ganamos dinero? Ante todo, viajaremos.
Pero cuando habían recorrido un trecho, dijo el mayor:
-Uno de nosotros, el cuarto, es un simple, que no tiene más que cordura. Sin el saber, con mera cordura, nadie obtiene el favor de los reyes. Por consiguiente, no compartiremos con él nuestras ganancias. Que se vuelva a su casa.
El segundo dijo:
-Esta no es manera de proceder. Desde muchachos hemos jugado juntos. Ven, mi noble amigo, tú tendrás
tu parte en nuestras ganancias.
Siguieron su camino y en un bosque hallaron los huesos de un león. Uno de ellos dijo:
-Buena ocasión para ejercitar nuestros conocimientos. Aquí hay un animal muerto; resucitémoslo.
El primero dijo:
-Sé componer el esqueleto.
El segundo dijo:
-Puedo suministrar la piel, la carne y la sangre.
El tercero dijo:
-Sé darle la vida.
El primero compuso el esqueleto, el segundo suministró la piel, la carne y la sangre. El tercero se disponía a
infundir la vida, cuando el hombre cuerdo observó:
-Es un león. Si lo resucitan, nos va a matar a todos.
-Eres muy simple -dijo el otro-. No seré yo el que frustre la labor de la sabiduría.
-En tal caso -respondió el hombre cuerdo- aguarda que me suba a este árbol.
Cuando lo hubo hecho, resucitaron al león; éste se levantó y mató a los tres. El hombre cuerdo esperó que se alejara el león, para bajar del árbol y volver a su casa.
Panchatantra, siglo II, a.c.

EUGENESIA
Una dama de calidad se enamoró con tanto frenesí de un tal señor Dodd, predicador puritano, que rogó a su marido que les permitiera usar de la cama para procrear un ángel o un santo; pero, concedida la venia, el parto fue normal.
Drummond, Ben Ionsiana (c. 1618).


LA SOMBRA DE LAS JUGADAS
En uno de los cuentos que integran la serie de los Mabinogion, dos reyes enemigos juegan al ajedrez, mientras en un valle cercano sus ejércitos luchan y se destrozan. Llegan mensajeros con noticias de labatalla; los reyes no parecen oírlos e inclinados sobre el tablero de plata, mueven las piezas de oro.
Gradualmente se aclara que las vicisitudes del combate siguen las vicisitudes del juego. Hacia el atardecer,uno de los reyes derriba el tablero, porque le han dado jaque mate y poco después un jinete ensangrentadole anuncia: -Tu ejército huye, has perdido el reino.
Edwin Morgan, The Week-End Companion to Wales and Cornwall (Chester, 1929).

4 de agosto de 2009

Sueño y realidad- El ciervo escondido Liehtse

"Cazadores en la nieve" Pieter Brueghel


Un hombre del Reino de Cheng estaba cortando leña en un bosque cuando, de pronto, pasó junto a él un ciervo espantado y lo mató. Temeroso de que otros lo descubrieran, rápidamente hizo una zanja donde lo ocultó con ramas de arbustos. Poco después olvidó el escondrijo y creyó que todo había ocurrido en un sueño. Camino a su casa contó el suceso a mucha gente como si se hubiera tratado de un sueño. Entre los oyentes hubo uno que decidió buscar al ciervo, y lo encontró; volvió a su casa con tan preciada carga y dijo a su esposa:
- Un leñador soñó que había matado un ciervo y que después no recordaba dónde lo había ocultado. Pero ahora resulta que yo lo encontré. Su sueño tuvo que haber sido realidad.
- Tú eres quién soñó que un leñador había matado un ciervo
- dijo la esposa -. ¿Realmente crees que existió ese leñador? Tu sueño se hizo realidad.
- Si encontré al ciervo por un sueño -contestó el marido-, ¿qué caso tiene averiguar cuál de los dos soñó? El leñador regresó a su casa sumamente perturbado. Esa noche soñó que el otro había encontrado al ciervo, y a la mañana siguiente fue a disputárselo. Discutieron largo tiempo. Y como no llegaban a ningún acuerdo sobre la pertenencia del ciervo, recurrieron a un juez. El juez dijo al leñador:- Bien. Primero mataste realmente a un ciervo y creíste que era un sueño. Más tarde lo soñaste y creíste que era realidad. El otro encontró al ciervo y ahora te lo disputa, aunque su mujer piensa que él te soñó... Pero como el ciervo está aquí, lo mejor es que se lo repartan.
El rey de Cheng se enteró de todo lo sucedido y dijo: - ¿Y ese juez no estará soñando que reparte un ciervo?

LIEHTSE Filósofo chino de la escuela taoísta floreció hacia el siglo IV antes de la era cristiana
Cuentos breves y extraordinarios, Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares.

3 de agosto de 2009

“Los ojos culpables”, Ah'med Ech Chiruani.


Los ojos culpables


Cuentan que un hombre compró a una muchacha por cuatro mil denarios. Un día la miró y echó a llorar. La muchacha le preguntó por qué lloraba; él respondió:
-Tienes tan bellos ojos que me olvido de adorar a Dios.

Cuando quedó sola, la muchacha se arrancó los ojos. Al verla en ese estado el hombre se afligió y le dijo:
-¿Por qué te has maltratado así? Has disminuido tu valor.

Ella le respondió:

-No quiero que haya nada en mí que te aparte de adorar a Dios.

A la noche, el hombre oyó en sueños una voz que le decía:

-La muchacha disminuyó su valor para ti, pero lo aumentó para nosotros y te la hemos tomado.

Al despertar, encontró cuatro mil denarios bajo la almohada. La muchacha estaba muerta.