Era tu padre. Estaba igual, más joven incluso que antes de su muerte, y te miraba sonriente, parado al otro lado de la calle, con ese gesto que solía poner cuando eras niño y te iba a recoger a la salida del colegio cada tarde. Lógicamente, te quedaste perplejo, incapaz de entender qué sucedía, y no reparaste ni en que el disco se ponía rojo de repente ni en que derrapaba en la curva un autobús y se iba contra ti incontrolado. Fue tremendo. Ya en el suelo, inmóvil y medio atragantado de sangre, volviste de nuevo tus ojos hacia él y comprendiste. Era, siempre lo había sido, un buen padre, y te alegró ver que había venido una vez más a recogerte.
Me ven ahora
29 de julio de 2009
9 comentarios:
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Perfecta historia de paternidad y de amor. Terrible e intenso micro, por otro lado.
ResponderBorrarBicos
Que terrible y bello a la vez, verdaderamente conmovedor...
ResponderBorrarSalud
Historia tierna, tremenda, apabullante, brutal y en tan pocas palabras. Casi este comentario es más largo.
ResponderBorrarAbrazo.
¡Uy! conmovedor. Me hizo pensar en mi papacito e imaginar que algún día yo lo vuelva a mirar de esa misma forma.
ResponderBorrarCariños.
Hay que triste Ulysses!!!!!
ResponderBorrarCariños
Si ha de ser así.... Yo me dejo.
ResponderBorrarMi padre está vivo, afortunadamente para mi y hasta para él jaja Pero si un día hubiera de ser así, sería afortunada.
un realto MORTAL y nunca mejor dicho ¿verdad?
ResponderBorrarestos micros están muy bien.
biquiños,
Uuuff, tu historia me llegó a la fibra, a mi una micro me atropelló a mi hijo como a los 10 años, por suerte fue una fractura expuesta en su pie y esta muy bien, algun dia les contaré los detalles.
ResponderBorrarTriste historia en fin ojalá ese padre lo haya superado.
Un abrazo apretadito para ti.
Antonia
Es que los padres siempre están allí cuando uno los necesita
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