"Girl with a basket of fish"
(1889). Óleo sobre tela,
130,7 x 41,8 cm.
"Jean as a huntsman" (1910).
Óleo sobre tela, 172,7 x 88,9 cm.
"Bather on the rock" (1892). Óleo sobre tela, 80 x 64 cm.
Foto:PRIVATE COLLECTION/PETER WILLI/THE BRIDGEMAN ART LIBRARY
Los últimos 30 años del pintor francés:
Justo cuando había pasado a la historia por su aporte a ese movimiento, dio un giro que cimentaría el modernismo. Lo demuestra una exposición desde el domingo en EE.UU.
Corrían los años 70 del siglo XIX. Pinceles en mano, cinco franceses se atreven a romper los moldes de la pintura. Salen de sus ateliers para captar la luz natural y se preocupan de la técnica más que de la figura. Sus colores vivos y pinceladas rápidas fueron dos de los mandamientos que definieron al impresionismo. Un "club" fundado por Manet, Monet, Renoir, Sisley y Bazille. Pero Pierre-Auguste Renoir (1841-1919) siempre miró hacia el lado. Cuestionaba algunos principios del movimiento y quería experimentar. Algo no le cuadraba cuando observaba por segunda vez obras suyas 100% impresionistas, como "Niña con regadera" (1876). Así que rebobinó la marcha. Se asoció de nuevo al dibujo tradicional y al trabajo en taller, abandonando la creación instantánea de antes. Y aunque no se divorció del impresionismo que lo había hecho famoso, inventó un estilo clásico y decorativo que pisó tierra firme en 1890.
Pintor figurativo asumido, en sus últimos 30 años el francés se dedicó al desnudo femenino y a los retratos. Iba directo hacia el modernismo, mientras mantenía aspectos de la pintura clásica e inspiraba a las nuevas generaciones. Una línea que lo consolidó comercialmente, pero que permanecería en segundo plano hasta hoy. El 14 de febrero, Los Angeles County Museum of Art inaugurará "Renoir en el siglo XX", exposición que reune más 80 pinturas, esculturas y dibujos creados por un artista de trazos seguros. "Recién empiezo a saber cómo pintar. Me ha tomado cincuenta años", confesó en 1913, seis años antes de morir. Y claro, fue un creador que creció constantemente, alejándose de la vida moderna que retrataban los impresionistas. Lo suyo era un mundo atemporal y saturado de color, como una Arcadia poblada por sensuales bañistas e inspirada en el sur de Francia (refugio de su última etapa).
"Al centrarse únicamente en sus obras posteriores, esta exhibición destapa a un Renoir desconocido y en un contexto totalmente nuevo e inesperado. La yuxtaposición con Picasso y sus compañeros modernistas es asombrosa", apunta Claudia Einecke, una de las curadoras de la muestra. Y justo para mostrar la marca que Renoir dejó en los pintores más jóvenes, también se expondrán trabajos de Matisse, Picasso y Bonnard, entre otros.
No hay dudas. "Renoir en el siglo XX" es una prueba fehaciente de la valentía de este impresionista. Y también constituye un puente estrecho entre el arte que cierra el siglo XIX y el que abre el siglo XX.
No entiendo de pintura, solamente, me gusta o no me gusta, hasta ahí llego, y Renoir, siempre me gustó.
ResponderBorrarSalud
Siempre me pareció inaudito que Renoir le consideraran como uno del grupo de los imprescindibles impresionistas ya que el tipo de poincelada en su época calve no es para nada estilo impresionnista, mas bien baila con la suavidad de los lápices de colores, los pasteles y el romanticismo que con la explosión de colores, sensaciones y pinceladas sueltas y gresivas del movimiento.
ResponderBorrarSuerte del que pueda ir a verla, espero que la traigan a Madrid.
Me alegra verte, Uly.
ResponderBorrarSaqué esto de internet, del blog GIL DE LUNA, y creo que acerca un poco al personaje.
Sobre su manera de entender la pintura, al pintor americano Walter Pach que en 1908 le pregunta por su método el artista le responde:
«Dispongo mi tema como quiero; luego me pongo a pintarlo como haría un niño. Quiero que el rojo sea sonoro y vibrante como una campana; cuando no lo consigo añado otros rojos y otros colores hasta que lo obtengo. No hay otras malicias. No tengo reglas ni métodos; el que quiera puede examinar lo que uso o mirar cómo pinto, y verá que no tengo secretos. Miro un desnudo y veo infinidad de pequeños tonos. Necesito descubrir los que harán vivir y vibrar la carne en el lienzo. Hoy se puede explicar todo. Pero si se pudiera explicar un cuadro, ya no sería arte. ¿Quiere que le diga cuáles son, para mí, las dos características del arte?. Tiene que ser indescriptible e inimitable. La obra de arte tiene que agarrarlo a uno, arrollarlo, transportarlo».
Gracias por esta entrada, siempre me gustan las de pintura; pero gracias ante todo por seguir.
Un abrazo grande.
Me encantaría ver una exposición así..que deleite.
ResponderBorrarAprovecho la visita para saludarte