Me ven ahora

22 de febrero de 2010

Constantino Kavafis

ANTES DE QUE EL TIEMPO LO CAMBIE
Grande fue su dolor cuando tuvieron que separarse.
No querían; pero así fueron las circunstancias.
La necesidad obligó a uno de ellos
a irse lejos -New York o Canadá.
Su amor no era ya ciertamente lo que antes había sido;
porque el deseo lentamente fue a menos,
Porque el deseo lentamente moría.
Pero separase, ninguno lo quería.
Las circunstancias obligaban. -Quizás convertido en artista
el destino ahora los separaba
con emoción, antes de que el tiempo los hubiera cambiado;
el uno para el otro serían así como habían sido,
los bellos muchachos de veinticuatro años.

Kavafis es hoy considerado unánimemente como el mayor lírico griego y uno de los mayores y más originales poetas del siglo XX, a nivel mundial. Es el más editado, traducido y estudiado de los poetas neoelénicos, lo que contrasta con la brevedad de su obra y con el hecho de que nunca publicó un libro. Sus 154 poemas de su madurez, o “poemas canónicos”, fueron editados por él en hojas sueltas, en pequeños tirajes, hojas que eran entregadas a amigos o enviadas por correo a quien se las solicitaba. Solo en 1935, dos años después de su muerte, la Sociedad de Escritores de Alejandría publicó un tomo con aquellos 154 textos canónicos.
La poesía de Kavafis sugiere, esboza o toca algunos de los motivos relacionados con las preocupaciones y angustias del hombre contemporáneo: el destino, la fatalidad, la amenaza oculta, la fugacidad de la vida y la vanidad de las grandezas humanas.” Una delgada y penetrante angustia, surgida en torno al escepticismo, la soledad, el fracaso y la muerte se oculta bajo el velo de sus personajes y episodios griegos en épocas remotas”. Hay también en su poesía un profundo sentido moral, basado en una visión estoica de la dignidad y del cumplimiento del deber a costa del sacrificio.
Alejandría, la ciudad que fundó Alejandro Magno el año 331 a. C. Y que fuera durante un milenio una brillante sede de cultura griega, fue la ciudad amada de Kavafis. La hizo símbolo del destino, como en el poema La ciudad; de la dignidad, como en Que el dios abandonaba a Antonio; del goce vital, como en Tumba de Yasis; de lo efímero y vano de las grandezas humanas, como en Reyes alejandrinos; como lugar de recuerdo y condenación del crimen político, como en Cesarión. Resucitó poéticamente a Alejandría como “ la ciudad maestra, la cumbre del mundo panhelénico/... en todo arte la más sabia”.
Retrató el “ azul esplendoroso de un mar de la mañana / y de un cielo sin nubes.../ todo hermosamente y con plenitud iluminado”.
Y se dijo a si mismo: “ Siembre llegarás a esta ciudad. Para otro lugar-no esperes-/ no hay barco para ti, no hay camino.
Entonó un himno a la vida en plenitud: “ Cuando salgas en el viaje hacia Ítaca / desea que el camino sea largo / pleno de aventuras, pleno de conocimientos...”.


4 comentarios:

  1. Es muy agradable llegar del trabajo a la tarde y leer este blog. Gracias.

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  2. Ni idea de quien era, y la pena es que seguro que pronto se me olvidará, así es la vida de ingrata e injusta...
    Salud

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  3. maravilloso poema de kavafis, como el de regreso a ïtaca.

    biquiños,

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  4. Comparto tu afición por Kavafis. El secreto no está en llegar a Ítaca sino en el goce y disfrute del camino.
    Me ha gustado encontrar tu blog en ese camino. Muy, muy interesante.
    Un saludo desde España.

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