Me ven ahora
24 de marzo de 2010
Gracias, corazón mío- Cristián Warnken
Si pudiera, me tomaría ahora mismo un vuelo directo a Cracovia e iría a conocer a esta mujer de 86 años.
"Gracias, corazón mío
por haberme despertado de nuevo,
y aunque es domingo,
día de descanso,
bajo mis costillas
continúa el movimiento
de un día laboral".
Esos versos que laten en esta página nacieron del corazón de una mujer polaca de 86 años, que fuma y toma una copita de cognac con el café y los chocolates infaltables del desayuno todas las mañanas, en su domicilio, una sencilla vivienda en un bloque de un suburbio de Cracovia de la que no se ha movido desde 1931.
Wislawa Szymborska es poeta, y le cuenta al periodista de un diario español que acaba de entrevistarla que "recibo una carta de varias páginas en que una mujer me pedía que dejara de fumar. Me hubiera gustado responderle: 'He ido a tantos entierros de gente que no fuma y que es más joven que yo'".
Veo su fotografía en blanco y negro, en que aparece con los ojos cerrados y su cara apoyada en sus dos manos delicadas y huesudas, y sucumbo ante esta mujer que es más bella que todas las modelos que hacen lo imposible por derrotar el tiempo en su piel, y que por su devoción a la silicona están sacrificando el regalo que espera a todo hombre y mujer en la vejez, si ha sabido darles las gracias a su corazón que late y a las pequeñas cosas que nos rodean y que no vemos.
"Más que por los grandes temas, la poesía se salva por los pequeños detalles"-dice Szymborska. Ella es polaca, de un país que sufrió en carne propia el horror de un siglo XX que llevó a millones a la muerte, por colocar las abstracciones, las grandes ideas y consignas, por sobre los seres humanos y las pequeñas cosas, los detalles donde se refugia siempre el misterio y la verdad.
Szymborska ha sido una resistente de las pequeñas cosas, una resistente que, sin moverse de su departamento de un suburbio gris de Cracovia, no ha gastado las palabras en abstracciones, sino que las ha usado para nombrar las batallas silenciosas y modestas de cada día, acompasadas al ritmo del corazón y no de los grandes estruendos de afuera, ese ruido y furia que terminan por convertir siempre al mundo en escombros. ¡Ah, si hubiera más Wislawas Szymborskas en el mundo!
Y seguramente las hay, cerca de nosotros, pero anónimas e inadvertidas, venerables ancianas niñas.
"Como tengo poco talento, necesito un silencio de varios días, sin llamadas, sin visitas, para escribir", dice la poeta polaca. Creo tener el secreto de por qué Szymborska ha llegado a los 86 años fumando, sin seguir dietas draconianas, ni implantarse nada en el cuerpo ni en el alma: porque se ha dedicado a acumular silencio.
Si pudiera, me tomaría ahora mismo un vuelo directo a Cracovia e iría a conocer a esta mujer de 86 años. La invitaría a ir a sentarnos bajo el árbol de uno de sus poemas y le pediría que me recitara estos versos suyos: "Ocurre que estoy sentada/ bajo un árbol/ a la orilla de un río,/ en una mañana soleada./ Es un suceso banal,/ que no pasará a la historia./ No son batallas ni pactos./ Y, sin embargo, estoy sentada / junto al río,/ es un hecho...".
Szymborska fue testigo de la resistencia ciudadana de Solidaridad, que cambió la historia de Polonia. Después pasó lo de siempre: los jóvenes idealistas de los astilleros de Gdansk terminaron emborrachados por las luces y cantos de sirena del poder. Es que ya no late el corazón ni en el poder ni en la política. "La política está destrozando el lenguaje; el lenguaje de los políticos suele servir para ocultar y no para expresar pensamientos", dice ella.
Szymborska nos enseña a resistir con gestos leves de delicada ironía.
Esto llama a la memoria un verso de Wislawa Szymborska
"Uno se equivoca para ser feliz".
6 comentarios:
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Fantástico Ulysses, quisiera tener todos sus libros, qué poesía tan contundente y a la vez tan simple.
ResponderBorrarCon el comentario de Warnken se irá dando a conocer más en Chile y por fin llegarán sus libros.
"Uno se equivoca para ser feliz"
(Ulysses: ¿tú no duermes?)
Un abrazo
Me encantaría aceptar eso de que uno se equivoca para ser feliz, pero me vienen tantos recuerdos de errores que han conducido a tanto dolor...
ResponderBorrarSalud
He leído los comentarios anteriores y sigo en cadena...Quizás la auténtica felicidad está en equivocarnos siendo plenamente consciente de que lo estamos y permitirnos ese error; quizás de los errores surja el mayor aprendizaje, quizás, la satisfacción esté en ser libres para equivocarnos cuando nos venga en gana.
ResponderBorrarAsusta un poco.
Quería comentar que gracias a la admiración que has sentido por Szymborska voy conociendo más su obra y la persona que hay tras ella. No sé cual me fascina más. Tal vez una obra y una vida sean lo mismo en algunos casos. Cuando eso ocurre quedamos atrapados.
Un abrazo, Uly.
me he quedado alucinada con este texto tan fantástico y con esos poemas que has escrito aquí.
ResponderBorrarrealmente fascinante, como dice ella, instanstes banales pero únicos para atesorar.
biquiños,
p.d.: y gracias por el descubrimiento
QUERIDO AMIGO
ResponderBorrarTe acompaño en el dolor de tu país,de tu gente , y tuya propia.
Realice un pequeño post por la causa de Chile y otras en
www.cuerposanoalmacalam.blogspot.com
te abrazo
Marycarmen
MisBlogs:
www.panconsusurros.blogspot.com
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www.newartdeco.blogspot.com
www.lasrecetasdelaabuelamatilde.blogspot.com
www.cosechadesentires.blogspot.com
me gustaron tANTO estos versos que me hice con "Paisaje con grano de arena".
ResponderBorrarbicos,