Jesús Munárriz (1940-). Nació en San Sebastián en 1940,
de padres navarros, vivió en Pamplona hasta 1957. Desde entonces reside en Madrid.
Homenaje
Aquella veinteañera de hace un cuarto de siglo,
marcada antes de tiempo por la vida,
aún reciente la herida
y en los ojos las sombras del peligro,
es esta compañera, esposa, amada, amante,
cómplice, madre, musa y copiloto,
cuyo control remoto
anima al mundo entero a ir adelante,
que, por que vivan otros, de su vida se olvida,
que prefiere a su júbilo el ajeno,
y con pulso sereno
cuanto toca endereza y reaviva.
Y yo, sin merecerla,
disfruto de la suerte de quererla.
Sólo amor.
Bartleby. Madrid, 2008.
aún reciente la herida
y en los ojos las sombras del peligro,
es esta compañera, esposa, amada, amante,
cómplice, madre, musa y copiloto,
cuyo control remoto
anima al mundo entero a ir adelante,
que, por que vivan otros, de su vida se olvida,
que prefiere a su júbilo el ajeno,
y con pulso sereno
cuanto toca endereza y reaviva.
Y yo, sin merecerla,
disfruto de la suerte de quererla.
Sólo amor.
Bartleby. Madrid, 2008.
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Aquel fulgor (saikaku)
Soy una prostituta japonesa
del siglo diecisiete,
joven, bella.
Hago el amor a un comerciante
para quien quemo áloe, templo sake
y samicén, y desciño mi faja
lentamente.
El fulgor en la noche.
De amanecida pedirá papel,
pincel, le haré la tinta,
y esbozará unos signos
elegantes.
Hallaré aquella noche varios siglos más tarde
leyendo a Saikaku.
Aquel fulgor.
(De Otros labios me sueñan, 1982)
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Cuentacuentos
joven, bella.
Hago el amor a un comerciante
para quien quemo áloe, templo sake
y samicén, y desciño mi faja
lentamente.
El fulgor en la noche.
De amanecida pedirá papel,
pincel, le haré la tinta,
y esbozará unos signos
elegantes.
Hallaré aquella noche varios siglos más tarde
leyendo a Saikaku.
Aquel fulgor.
(De Otros labios me sueñan, 1982)
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Cuentacuentos
Te contaremos cuentos, hija,
como a nosotros nos contaron,
cuentos de niñas y de lobos,
cuentos de hadas y de diablos,
te contaremos las historias
que a nosotros nos encantaron,
las de princesas y de príncipes,
las de gigantes y de enanos,
las que a otros mundos y a otras vidas
y a otros días nos transportaron,
te contaremos muchos cuentos,
como a nosotros nos contaron,
los cuentos con que, siendo niños,
ojos abrimos como platos,
los que por caminos de ensueño
nos guiaron, bellos y raros.
Te contaremos cuentos, hija,
para que vivas el pasado
y sepas ser en el futuro
del viejo rosal, el brote más alto.
(De Disparatario, 2001)
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como a nosotros nos contaron,
cuentos de niñas y de lobos,
cuentos de hadas y de diablos,
te contaremos las historias
que a nosotros nos encantaron,
las de princesas y de príncipes,
las de gigantes y de enanos,
las que a otros mundos y a otras vidas
y a otros días nos transportaron,
te contaremos muchos cuentos,
como a nosotros nos contaron,
los cuentos con que, siendo niños,
ojos abrimos como platos,
los que por caminos de ensueño
nos guiaron, bellos y raros.
Te contaremos cuentos, hija,
para que vivas el pasado
y sepas ser en el futuro
del viejo rosal, el brote más alto.
(De Disparatario, 2001)
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Exposición
De las niñas que fueron sus mamás
quedan nombres en lápidas, apenas.
Les han sobrevivido sus muñecas,
éstas que con miradas de cristal
y permanente asombro
hoy nos ven contemplarlas, desfilar
ante sus pequeñeces
y en nuestros rostros buscan
algún rasgo de aquéllas que las querían suyas,
tal vez nuestras abuelas.
(De Artes y oficios, 2002)
quedan nombres en lápidas, apenas.
Les han sobrevivido sus muñecas,
éstas que con miradas de cristal
y permanente asombro
hoy nos ven contemplarlas, desfilar
ante sus pequeñeces
y en nuestros rostros buscan
algún rasgo de aquéllas que las querían suyas,
tal vez nuestras abuelas.
(De Artes y oficios, 2002)
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¿Qué oyes?
A Hilda y Gonzalo Rojas
-¿Qué andan diciendo por ahí? ¿Qué oyes?
¿De algún viejo bohemio la voz bronca?
¿La dulce de su dulce compañera?
¿La del demente, lógica?
¿La voz del solitario entre la muchedumbre
mansa, terca, sorda?
¿La parca del prudente?
¿La cansina del descorazonado?
¿Qué voces son? ¿Qué dicen?
Escucha, hablan de seres
que pasaron y no quieren pasar
a vida mejor
muda.
¿Qué voz oyes?
¿Qué voces?
Vivos los muertos siempre en tus oídos,
están mirando por tus mismos ojos
cuanto florece:
santo campo, tu frente
da tierra a sus palabras.
Oyes sufrir y oyes amar, las voces
del viento en otros labios
van diciendo qué fue, cómo fue,
cómo has sido.
De: Otros labios me sueñan
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-Navarro de nación, turco de oficio,
sirvo al sultán y del sultán me sirvo.
Nací noble en un valle en que todos lo son.
A los catorce años un clérigo, mi ayo,
me azotó ante testigos.
Lo atravesé con la ballesta. Huí.
Me apresaron los turcos rumbo a Italia.
Barbarroja me amó. Fui su bardax.
Hoy me llaman Alí. De mi prepucio
dieron cuenta los peces. No me pesa.
Nunca soñé poder disfrutar tanto
cuando mi ayo me molía a palos
de roble pirenaico.
Por lo que peco ahora en una noche
la Inquisición me turraría vivo
y llevo algunos años ejerciendo.
Aquí soy uno más. Y poderoso.
Me llamáis renegado. Más renegué de joven.
Sirvo al sultán. Vosotros a Castilla.
No alardeéis de nada. Soy más libre, paisanos,
que vosotros.
Olvidando mi nombre, vengaréis mi memoria.
Pues soy turco y navarro. Mal que os pese.
De: Otros labios me sueñan
-¿Qué andan diciendo por ahí? ¿Qué oyes?
¿De algún viejo bohemio la voz bronca?
¿La dulce de su dulce compañera?
¿La del demente, lógica?
¿La voz del solitario entre la muchedumbre
mansa, terca, sorda?
¿La parca del prudente?
¿La cansina del descorazonado?
¿Qué voces son? ¿Qué dicen?
Escucha, hablan de seres
que pasaron y no quieren pasar
a vida mejor
muda.
¿Qué voz oyes?
¿Qué voces?
Vivos los muertos siempre en tus oídos,
están mirando por tus mismos ojos
cuanto florece:
santo campo, tu frente
da tierra a sus palabras.
Oyes sufrir y oyes amar, las voces
del viento en otros labios
van diciendo qué fue, cómo fue,
cómo has sido.
De: Otros labios me sueñan
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Monólogo del renegado
A Emilio Sola-Navarro de nación, turco de oficio,
sirvo al sultán y del sultán me sirvo.
Nací noble en un valle en que todos lo son.
A los catorce años un clérigo, mi ayo,
me azotó ante testigos.
Lo atravesé con la ballesta. Huí.
Me apresaron los turcos rumbo a Italia.
Barbarroja me amó. Fui su bardax.
Hoy me llaman Alí. De mi prepucio
dieron cuenta los peces. No me pesa.
Nunca soñé poder disfrutar tanto
cuando mi ayo me molía a palos
de roble pirenaico.
Por lo que peco ahora en una noche
la Inquisición me turraría vivo
y llevo algunos años ejerciendo.
Aquí soy uno más. Y poderoso.
Me llamáis renegado. Más renegué de joven.
Sirvo al sultán. Vosotros a Castilla.
No alardeéis de nada. Soy más libre, paisanos,
que vosotros.
Olvidando mi nombre, vengaréis mi memoria.
Pues soy turco y navarro. Mal que os pese.
De: Otros labios me sueñan
Preciosos poemas. Me quedo conmovida con el homenaje y esa ternura de mirada.
ResponderBorrarUn abrazo, mi querido amigo.
Como siempre, Francisco, tu blog resulta para sus lectores, similar a la llegada a un oasis de historias tan bien dichas, por poetas de distinta procedencia.
ResponderBorrarUna colección de poemas para disfrutar con toda el alma y la memoria.
ResponderBorrarGracias querido amigo, por todo lo que compartes, tan generosamente.
Un gran abrazo, Francisco
Gracias amigos por sus comentarios.
ResponderBorrarAbrazos a todos