Fue a espaldas del propio Homero que Ulises preparó aquel viaje para encontrarse con Palas Atenea. Pero las cosas no anduvieron bien porque enseguida la diosa mostró sus caprichitos y, como el marino decía dominar el mar, buscó su cálida sirenita en una isla y allí la gozó, claro, antes de que Penélope iniciara otro tejido inducida por el ciego.
(Del libro “Con abrazos”, Lucio Piérola ediciones – 2007)
Penélope como siempre en la casa esperando a su maridito y el rico en farras jajajaj
ResponderBorrarcuantas penélopes aún confían en su machote loquillo
un abrazo Francisco, buen inicio de semana
Que rica es la Mitología Griega...
ResponderBorrarBuena semana.
Salud
Ja!! Qué bueno!!
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