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1 de julio de 2012

La peor noche de bodas de Fernando VII



Su total desconocimiento acerca del sexo y la fogosidad de Fernando VII provocaron que María Josefa Amalia de Sajonia sufriera la peor experiencia de su vida tras casarse con el rey

Fernando VII, por Goya

Durante muchos años, el sexo ha constituido uno de los mayores tabúes de la sociedad occidental. Esto ha provocado numerosas situaciones embarazosas y traumáticas, como la que vivió María Josefa Amalia de Sajonia la noche de su boda con el rey español Fernando VII.

Este suceso, ha llegado hasta nuestros días recogido en una carta que el escritor francés Prosper Mérimée remitió a su gran amigo Stendhal (Sept lettres de Mérimée a Stendhal )y que sirve para ilustrar lo alejadas del mundo que vivían las jóvenes aristócratas europeas siglos atrás.

La anécdota narra la noche de bodas de Fernando VII con su tercera esposa, María Josefa Amalia de Sajonia, una joven que aún no había cumplido los 16 años cuando contrajo matrimonio con el rey español, en 1819. Tras la muerte de su madre, Josefa se había criado en un convento, por lo que su conocimiento de las relaciones carnales era absolutamente inexistente. El monarca, en cambio, era conocido por sus arrebatos sexuales, además de por su obsesión por engendrar un hijo varón que asegurase la continuidad de la monarquía.

Por aquel entonces era costumbre que justo antes de comenzar la noche de bodas, la princesa de sangre ya casada y más cercana en categoría al rey pasase quince minutos con la novia explicándole lo que sucedería después.

Sin embargo, llegado el momento, la cuñada del rey, María Teresa de Braganza, se negó a ejercer tal función ya que era hermana de Isabel de Braganza, la anterior esposa de Fernando. A falta de la princesa, la función debía de ser cumplida por la camarera mayor. Sin embargo, esta también se negó, alegando que «nunca se había fijado en las cosas que su marido le hacía en la cama».

Así que el rey entra en la habitación de una asustada niña de 16 años que al verlo así -gordo, entrado en años y, con toda probabilidad, tremendamente excitado- intenta huir de él corriendo por toda la habitación. De nada sirve intentar comunicarse hablando, puesto que ella no conoce el español, solo  el alemán.

Fernando VII monta en cólera y llama a su cuñada y a la camarera mayor para que instruyan a la novia inmediatamente. Tras la breve charla de ambas mujeres con la joven, el rey retorna a la habitación y se dispone a consumar el matrimonio sin encontrar resistencia alguna.

Sin embargo, el temor de María Josefa Amalia de Sajonia era tan grande que, mientras Fernando la penetraba, se fue de vientre sobre él. El rey, concluye la carta, se limpió como pudo y no volvió a tocar a su esposa en ocho días. Curiosamente, la reina murió diez años después y sin haber tenido descendencia.

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