Wislawa Szymborska no solo escribe poemas sino que su prosa también es deliciosa y vale la pena conocerla. Me fascina cómo cuenta esta escritora las historias y la calidad de las mismas. Szymborska tiene el don de contar cuentos, y también lecturas. Lo hace con la misma pasión y agudeza con la que cuenta una historia. Lo que más me gusta de la prosa de esta escritora es cuando descubro en ella una historia. Me fascina cómo las cuenta y la calidad de las mismas.
“Lecturas no obligatorias es una recopilación de textos aparecidos durante décadas primeramente en Zicie Literackie, un conocido semanario polaco de literatura y cultura, y, más tarde, en otras revistas como Pismo u Odra. A partir de 1993, estas breves piezas en prosa se publicaron en Gazeta Wyborcza, un importante periódico polaco. Como la misma autora explica en un breve prefacio, sus columnas no son reseñas literarias, sino comentarios a obras que normalmente no acaparan la atención del crítico. Obras que pasan desapercibidas, pero que más tarde se convierten en éxito de ventas. En ocasiones, Szymborska se olvida ex profeso de las obligaciones del articulista y divaga sobre temas que guardan poca o ninguna relación con el libro. Rara vez se centra exclusivamente en la obra en cuestión, sus características formales o su calidad literaria, pero siempre arroja una valoración –a veces sutil; otras despiadada- sobre el asunto en cuestión.
“Hay artículos sobre biología, arqueología, historia, geología, botánica, psiquiatría, gastronomía…Pero en todos ellos se aprecia a trasluz el lado más humanista de Szymborska, un humanismo recubierto de ironía”.
“Lecturas no obligatorias es muchas cosas, todas a la vez. Es por eso que esas piezas en prosa son tan entretenidas y amenas. Y lejos de vulgarizar la literatura, buscan todo lo contrario: devolverle su dignidad y su humanidad. Porque el Libro, como diría Szymborska, es una de las mayores invenciones del homo ludens. Nos hace libres, nos invita a soñar y nos entretiene, entre otras muchas cosas. Szymborska sigue escribiendo, para disfrute del resto. Y la sonrisa, aunque digan lo contrario, nos acerca a nosotros mismos”
A continuación un articulo:
Alabanza a los pájaros (pág. 123)
Me gustan los pájaros porque vuelan y no vuelan. Porque se zambullen en las aguas y las nubes. Porque sus huesos están llenos de aire. Por la pelusa impermeable que tienen bajo las plumas. Por esas garras que han desaparecido de las alas pero que se han conservado en las patas, salvo en esas en forma de remo, dignas también de todo nuestro respeto. Me gustan los pájaros por sus patas de palillo, y por las torcidas también, cubierta en ocasiones por escamas púrpuras, amarillas o azules. Por su andar elegante majestuoso, y por su cojera, que siempre da la impresión que la tierra que hay bajo sus pies se balancee.
Por esos ojillos desorbitados que nos ven a su manera. Por los picos puntiagudos, con forma de tijeras, curvos,aplastados, largos o cortos. Por las pecheras emplumadas, los penachos, las crestas, los collarines, los volantes, las almillas, los pantalones, los abanicos y los ribetes. Yo mismo valoro en gran medida no solo la grisura en el pelaje del ave, la cual nunca resulta monótona, sino también el abigarramiento, el cual en la época del celo siempre se las arregla para ofrecernos algún efecto adicional.
Me gustan los pájaros por sus nidos, sus huevos y las bocas reptilianas abiertas de par en par de los polluelos. Y, finalmente, por esas voces chirriantes y melodiosas que gorjean, trinan y gorgotean. El autor de este atlas sobre los pájaros le ha dedicado una atención, muy especial a todas estas voces . Por ejemplo, el “pst pst tik tik” es la voz de reclamo del papamoscas gris, mientras que el “bit bit cyr crr” corresponde al papamoscas negro, una diferencia sustancial, que impide la confusión amorosa entre estas dos familias tan cercanas. Como es de suponer, todo intento por reproducir las voces de las aves mediante los sonidos del lenguaje el humano es claramente impreciso, y seria todo mucho mas fácil si el atlas incluyese algunos discos. Pero Jan Sokolowsky sabia muy bien que hacía: dada la ya conocida presteza de nuestra industria musical, un atlas con grabaciones no aparecería dentro de setenta años.
Por ello, su laboriosa aunque imperfecta trascripción merece nuestro reconocimiento, si bien debe añadirse también que su trabajo es fruto de varios siglos de tradición literaria. Y dado que hablamos de literatura, debo decir que también me gustan los pájaros porque han revoloteado durante siglos dentro de la poesía polaca. Desgraciadamente no todos ellos. El protagonista y el predilecto de la poesía polaca Los pájaros de Polonia es el ruiseñor. El águila, el cuervo, el búho, la golondrina, la cigüeña, la paloma, la gaviota, el cisne, la grulla, la alondra y el cuclillo también pertenecen a esta casta privilegiada. También encontramos a la garza, el tordo, el camachuelo, el aguzanieves, el pinzón y el mirlo y muchos otros, aunque mas esporádicamente.
Hay pájaros cuya existencia la poesía calla, simplemente porque sus nombres son tan desparpajados que arruinarían el ambiente lírico . Nunca me he encontrado con el verderón, el triguero, el trillador marrón, o incluso con el bigotudo. El desafortunado chotacabras no es para nada mas feo que la golondrina, pero no ha conseguido hacer carrera poética. Solo podemos albergar la esperanza de que, en el futuro, algún poeta se apiade finalmente de él o de algún porrón osculado. Al menos, este no es el peor de los futuros, ya que aún hay esperanza.
Otro cantar es el de aquellos pájaros condenados por tener un nombre ambiguo. El alcaraván, el colirrojo o el gorrión solo añadirían confusión al paisaje poético ¿Y que pasó con la cogujada o Galerita cristata? En otra época prestó su nombre a las jóvenes doncellas y lo echó todo a perder.
Un poeta que escribiese ”A mi tranquila choza llegó volando una galerita”, sería considerado un donjuán fanfarrón. ¿Y que tal sería el pato havelda? “Una vez me senté en la empalizada y me rozó, al vuelo, una havelda...”. No, no puede ser. ¿Y que tal el pájaro combatiente? “No vagues junto al Narew, vida mía, para que los combatientes no se asusten al verte...”.¿Que clase de bardo se arriesgaría por algo así? El que estos parias voladores se sientan dolorosamente afectados por su ausencia en nuestra poesía es un asunto aparte. Siempre pueden resarcirse incorporándose a la poesía de algún país extranjero en donde su nombre no pueda asociarse con ninguna otra cosa.
Los pájaros de Polonia Jan Sokolowski. Con ilustraciones a color de Wlady Siwka Varsovia. Wydawnictwa Szkolne i Pedagogigicznc, 1979
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Wislawa Szymborska Lecturas no obligatorias p. 123 Prosas Traducción Manel Bellmunt Serrano
Hasta pronto querido amigo y gracias por toda la sensibilidad y belleza que nos has traido hasta aquí.
ResponderBorrarRecuerda que te esperamos.
Un fuerte abrazo.
Pero ¿por qué Francisco? a veces no comentamos y eso hace decaer el ánimo para seguir. Yo tampoco recibo muchos comentarios, pero me han hecho saber que mucha gente lee los blogs.
ResponderBorrarVuelve pronto por favor, tal vez con la primavera.
Un abrazo