Los Higos blancos de Esmirna
A mi padre Nicias
Antes de que te desvanezcas en el espejo negro,
déjame verte una vez más en la huerta de los higos
de este devastado jardín terrestre, y tu y yo,
como Nadies que han pisado la tierra desnuda,
cojamos con mano vana los frutos del otoño
que regala Démeter dadivosa.
Antes que en brazos de la Parca helada
crucemos separados los umbrales del Hades,
y en el horizonte indefinido se junten
nuestras sombras con la de los vivos y los muertos,
quiero, padre mío, volver contigo a la huerta
de mi infancia, y, escondidos de todos,
cortar los higos blancos de Esmirna.
París, domingo 18 de octubre de 2009
Homero Aridjis
Diario de sueños, Fondo de Cultura Económica, México, 2011.
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Retratos de mi padre
En este cuarto abierto a los cuatro vientos,padre, juego con tus retratos.
Veinte años después de haberte ido,
no sé cuál rostro es el más tuyo,
si aquel donde eres un soldado sobreviviente
de la matanza de griegos en Esmirna,
o aquel en que miras a mi madre con ojos enamorados,
cincuenta años después de haberla conocido,
o en esa instantánea de tu muerte
en tu tienda llena de telas y sombreros,
con una taza de té negro en la mano,
y cara de forastero, como cuando llegaste al pueblo.
Padre, quiero verte de nuevo,
pero en vez de hombre toco papel.
México, jueves 20 de julio de 1986
Cuando desaparecen sólo podemos conformarnos con sus imágenes en el papel. Aunque dentro de nosotros guardamos las más importantes.
ResponderBorrarUn abrazo, mi querido amigo.